El Rayo Vallecano intentó, con una nueva promoción, que su estadio presentara una imagen digna de un equipo que se está jugando la vida por segunda temporada consecutiva, pero el resultado final distó mucho de lo deseado por los mandatarios franjirrojos. Pese a la rebaja en los precios de las localidades para acompañantes, a 9,95 euros, la afluencia de aficionados al choque contra el Reus no alcanzó los 8.000, muy alejados de los supuestamente 10.000 abonados anunciados por el club al principio de temporada. Los 7.780 espectadores que presenciaron en directo el Rayo - Reus sufrieron una nueva decepción deportiva, y muchos de ellos mostraron su disconformidad con la gestión de la actual directiva del club.