El Rayo Vallecano temió al ver la alineación del Granada que otra 'M' volviera a cruzarse en su camino. Segruramente sea una exageración, pero después de lo vivido ante el Almería con Maximiano y contra el Valencia con Mamardashvili, ver que el Granada tenía a Marc Martínez en la portería devolvía los fantasma de los inspirados porteros que aguaron al Rayo sus opciones de celebrar la permanencia. En esta ocasión 'la doble M' defendiendo la portería nazarí no fue tan determinante como lo fueron sus compañeros bajo palos de los choques anteriores.
Marc Martínez vio cómo Florian Lejeune remataba de espalda un balón que se colaba en su portería por la escuadra y, aunque tocó el balón en el mano a mano con De Frutos, el toque final del extremo franjirrojo llevó el 2-0 al marcador de un partido que finalizó con la victoria franjirroja y con tres puntos vitales para que el Rayo casi pueda dar por cerrado el objetivo de la salvación.
En esta ocasión el portero no fue la 'bestia negra' de un Rayo que deberá sumar un punto ante Barcelona o Athletic o esperar a otros resultados para poder celebrar la permanencia y poder jugar en Primera División el año de su centenario.