Pocas veces se puede disfrutar de un Andoni Iraola eufórico, entregado y con efusivas muestras de felicidad o de enfado. Pocas veces hemos visto a un desconocido Andoni Iraola finalizar un partido celebrando con la grada la victoria de su Rayo Vallecano. Habitualmente el técnico aplaude al fondo al marcharse mientras sus jugadores se quedan sobre el césped charlando con los rivales antes de abandonar el terreno de juego en la derrota o de cantar y bailar la Vida Pirata con el Estadio de Vallecas. 

Pero ayer todo fue diferente. Iraola abandonó el césped de Vallecas completamente entregado a su afición. Con claros gestos de celebración se dirigió a los aficionados para compartir con ellos la emoción de una victoria importante, tanto por el rival como por lo que supone la misma en cuanto a la salvación virtual del equipo en Primera División.

Iraola ayer terminó desconocido y en la sala de prensa dijo que "hoy hemos cumplido nuestros deberes y lo que teníamos que hacer con el objetivo principal que era jugar en primera división. Malo se tiene que dar para que todos los demás equipos lleguen a 43-44. Si queremos pelear ahora por lo de arriba dependerá de los próximos 2 partidos. Depende de Elche y Valladolid. Nos sacan puntos pero si queremos meternos en ese fregado nos lo vamos a tener que ganar en estos 2-3 partidos". El objetivo ha cambiado, el técnico, anoche también.