Los rivales del Rayo se la dejaron botando esta semana . Tan solo el Espanyol por arriba y la Ponferradina por abajo habían sido capaces de hacer los deberes, permitiendo que los de Iraola, de sacar los tres puntos en el derbi en Santo Domingo pudieran recortar distancias con aquellos equipos que semanas atrás habían metido tierra de por medio en la lucha por un buen puesto de play-off. El rival, un Alcorcón en zona 'caliente', podía parecer a priori una víctima propiciatoria para un equipo con aires de grandeza. Eso sobre el papel. La ley del césped estaba por escribirse.

Iraola introdujo algunas variaciones en su once devolviendo a Advíncula al lateral derecho, metiendo a Mario Suárez en el doble pivote y confiando en Qasmi para la faceta goleadora, o lo que suelan hacer los delanteros del Rayo. Había que despejar dudas, alejar de manera definitiva la mala racha, pero sobre todo, se debía empezar bien el partido para evitar tener que remontar una semana más.

Tras un embarullado inicio de encuentro, el primer aviso llegaría con un testarazo de Catena tras saque de esquina botado por Trejo para poner en práctica el habitual 'trenecito' de los jugadores del Rayo. El balón se fue arriba y el Alcorcón suspiró de alivio. Nadie mandaba, el partido empezaba prometiendo mucho trabajo físico y poco fútbol, y el Rayo empezaba a querer imponer su mayor calidad con el balón en los pies. 

Todo es mucho más fácil con el marcador a favor y el Alcorcón facilitó que el Rayo pudiera hacerlo. Un lanzamiento de falta lateral ejecutado por Bebé y muy mal defendido por el conjunto alfarero iba a permitir a Mario Suárez rematar plácidamente de cabeza para adelantar a los vallecanos. El partido cambiaba rápidamente de guion. El Alcorcón debía cambiar de estrategia y tomar el mando, mientras el Rayo podía buscar la sorpresa a la contra con la velocidad de sus hombres de banda, principalmente en el perfil zurdo, consciente además de las limitaciones en la generación del equipo de Anquela. El partido estaba de cara pero, aunque el Alcorcón no inquietaba en absoluto, tampoco mostraba a un Rayo que pareciera cómodo sobre el terreno de juego.

El primer remate a portería por el bando local llegaría en el minuto 38 tras otro 'trenecito' en saque de esquina rematado por Ojeda directamente fuera. Lo de la estrategia en los saques de esquina parece de broma en algunas ocasiones. Pero el partido y lo que había en juego no admitía bromas. Advíncula se llevó un balón con fe, centró al segundo palo y ahí apareció Qasmi para rematar de cabeza y tumbar a un timorato e inofensivo Alcorcón. El primer tiempo fue muy feo, pero el marcador aligeraba la pena futbolística originada por unos y otros, porque el Rayo necesitaba imperiosamente los tres puntos. Objetivo cumplido.

La segunda mitad no pudo empezar peor para los intereses del Rayo. Anquela introdujo dos cambios en su equipo y tras una indecisión entre Mario Suárez y Fran García, los amarillos montaban una fulgurante acción ofensiva que acababa con centro al segundo palo y gol de Marc Gual, uno de los recién ingresados en el terreno de juego. Las líneas del VAR mantuvieron la tensión durante unos minutos y terminaron cambiando el rumbo de los acontecimientos. Fuera de juego por milímetros, gol anulado y todo volvía a quedar igual: 0-2 y a seguir trabajando.

El Alcorcón dio claramente un paso al frente y, aunque seguía sin incomodar en exceso a Dimitrievski, al menos tenía intención. El Rayo, sin gente creativa que hiciera cosas con el balón, se agarró al resultado y a que pasara el tiempo sin demasiadas cosas que contar. Trejo no aparecía, las bandas no percutían y el partido iba avanzando sin más. El planteamiento de fútbol de 'guerra' de ambos equipos deparaba eso, lucha por balones divididos, juego discontinuo y cero ocasiones de gol.

Iraola refrescó el equipo con la entrada de Isi y Antoñín por Bebé y Qasmi cuando restaban quince minutos para la conclusión. En ese momento Dimitrievski chocaba con Saveljich en un intento de despeje y el partido se paraba de nuevo. El portero se quejaba del hombro derecho, el Alcorcón de la falta de continuidad en el juego.

Arribas buscó la escuadra de la portería de Dimitrievski con un lanzamiento de falta que se marchó fuera por poco. El balón parado era la única opción de los locales, pero tampoco había acierto. Y en el descuento, un centro al segundo palo que Antoñín dejó en bandeja para que Isi cerrase el partido fue rematado fuera  por el extremo en boca de gol. No se quedó conforme el ex de la Ponfe y tras un saque de esquina remató de cabeza al primer palo para, ahora sí, redondear el marcador. 

No hubo mucho más, victoria balsámica que mantiene al equipo en la pomada y tres puntos importantes para refrendar la recuperación de un equipo que parece salir definitivamente de su crisis de resultados y que hoy tiró de oficio para conseguirlo.