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RAYO. Columna de opinión

"La que hemos 'liao' pollito"

En nuestra columna de opinión hablamos hoy de los abonos del Rayo...

Escrito por Martes, 16 Julio 2019

    Opinión. "En cualquier empresa de servicios lo primero debe ser fidelizar al cliente, hacerle sentir cómodo con tus productos, que tenga ganas de seguir confiando en tus ‘ofertas’, que nunca haya la más mínima queja".

    Opinión. Aquí vengo de nuevo para, gracias al escaparate de PxR, mostrar mi sentir personal, único e intransferible sobre el esperpento que vivimos ayer. Podría utilizar adjetivos como "atropello, sinsentido"… podría expresar el sentir popular, a grandes rasgos, con "frustración, desesperación, desconcierto, enfado"… me quedo con la archiconocida expresión del “La que hemos ‘liao’ pollito”. Más gráfica no puede ser.

    En fin, voy por partes. Lo primero, una vez más, el club es suyo y hace con él lo que le place, ni más ni menos. Así está montado este negocio, lo compró y lo maneja a su antojo. ¿Que no es correcto hacerlo así? Pues no. ¿Que debería funcionar de otra manera? Claro. ¿Que un club de fútbol, y sobre todo el Rayo Vallecano, es mucho más que una empresa amasadora de billetes de euros que suman por millones? Sin lugar a dudas. Esto ya lo he comentado otras veces, no es nada nuevo.

    Una vez dicho esto, voy a la parte positiva. Esta vez las equipaciones no son esperpénticas, no llevan a echarse las manos a la cabeza. Personalmente me gustan, con detalles, pero me gustan. Sobre los gustos de cada cual no voy a opinar, pero al menos, en esta ocasión, el desaguisado no ha venido por ahí. Tampoco vino por la forma de presentar la campaña de abonos. El vídeo creado para generar confianza, para enganchar a la gente, estuvo muy por encima de lo habitual. Emotivo, directo, claro, abrazando tópicos, claro, pero hecho con gusto y con profesionalidad. Estupendo.

    También me gustó, y mucho, que por fin se hiciera un guiño al fútbol femenino y, después de muchos años echándolo de menos, me pareció más que acertada la presencia de Paula Andújar en la presentación de las equipaciones (como ya llevan haciendo otros tantos clubes desde hace tiempo). Bien por ahí, bien.

    Pero tras reconocer lo positivo del día de ayer, me meto en el ‘charco’ de la situación generada con los abonos. Un club que recibe un montón de millones de las televisiones, que además tiene una compensación por haber descendido, que tiene que pagar un ridículo canon por usar el Estadio de Vallecas, de propiedad pública (que nadie lo olvide), que no gasta prácticamente nada en una ciudad deportiva que tiene abandonada a su suerte (también de propiedad pública, insisto)… sí, ese mismo club, se permite el lujo de ‘sangrar’ a su gente con los abonos. No voy a pormenorizar los porcentajes de subida de segunda a primera y de mínima bajada de primera a segunda. Pero sí voy a poner el grito en el cielo por el trato a su gente, a sus discapacitados, a los que se cobra más ahora en segunda que en primera, a los aficionados del femenino, a los que se les obliga a pagar un extra si quieren ver a ‘sus chicas’, a esas familias enteras que año tras año han renovado con ilusión su abono, a los abonados más antiguos de la casa con los que nunca se tiene un detalle, a los desempleados, a los que no han fallado en los últimos años, ni en los anteriores, ni cuando el barco se hundía, sí se hundía, con descensos, con deudas… Martín Presa pensará que es el salvador del club, y por eso hace lo que hace, pero este club no sería nada sin un barrio detrás, sin miles de aficionados de todas las edades que se emocionan con su Rayo. El Rayo no es de Martín Presa, el Rayo es de Vallecas (aunque esté en manos de Martín Presa).

    Entiendo que no haya sentado nada bien que la Comunidad de Madrid haya ‘impuesto’ determinadas condiciones, controles y restricciones al uso del estadio. Entiendo que, si durante décadas te han dejado a tu aire, has pasado y han pasado de todo y aquí todo ha valido, ahora no te guste un pelo que te controlen. Claro, no gusta. Entiendo que, si te has negado por activa y por pasiva a abrir el estadio al fútbol femenino, y ahora te obligan a hacerlo, te imponen hacerlo, te exigen hacerlo y te ridiculizan de cara a todo el mundo, pues no te guste. Vosotros también lo entenderéis, supongo.

    Y ahora viene la parte dura. ¿En serio le damos una vuelta a los abonos mostrándolos como más baratos, pero rebajando las condiciones? Algo es más barato si cuesta menos por tener lo mismo, y no es el caso. ¿En serio penalizamos a los aficionados del Rayo Femenino sacando un abono independiente para incrementar el abono en su totalidad si quieres ver al Femenino? Aquí voy con una reflexión. Si de 10.000 socios del Rayo, pongamos que 1.000 han visto en alguna ocasión un partido del femenino siendo “gratis” (que de gratis nada, porque ya estaba pagado en el abono general, no nos engañemos), ¿quién en su sano juicio puede pensar que de 7.000 socios que puedan quedar este año habrá más de 1.000 que paguen más dinero por tener lo mismo que tenían? O, dicho de otra manera, si 9.000 no han mostrado interés alguno por ver al femenino, estando ya pagado, ¿por qué creéis que teniendo que pagarlo aparte decidirán hacerlo? ¿No es esto una manera de penalizar descaradamente a los que siempre han estado con el femenino haciéndoles pagar más que antes por lo mismo (o peor, porque ahora el primer equipo está en segunda división)? Sinceramente, me parece un atropello y una falta de respeto a una sección ninguneada siempre, maltratada siempre, descuidada siempre y, ahora, además, con el foco de ser ‘generadora’ de algo por lo que nunca te has preocupado. ¿Esta es la forma que tenemos en este club de fomentar el fútbol femenino? ¿En serio? Inaudito.

    En cualquier empresa de servicios lo primero debe ser fidelizar al cliente, hacerle sentir cómodo con tus productos, que tenga ganas de seguir confiando en tus ‘ofertas’, que nunca haya la más mínima queja, que todo funcione bien para mantener una relación que te permita seguir creciendo. En este negocio, hay parte de fidelidad que se consigue por la categoría en la que estés (hay quien les llama ‘subecarros’, hay quien prefiere pensar que simplemente les interesa ver a Messi, Griezmann y compañía y hay quien piensa que primera división merece pagar un abono y segunda no). Esa parte no es fiel, solo coyuntural, y este año desaparecerá del mapa como ocurre siempre. No hay problema. La importante es la otra parte del pastel, la gente que es fiel por sentimiento, por convicción, por herencia… por lo que sea. Es a esa gente a la que tienes que cuidar, a la que debes mimar, a la que hay que ayudar a cumplir su sueño. A familias enteras de varias generaciones acudiendo al estadio a ver a su Rayo, a la gente que por desgracia tiene menos recursos, pero que siempre se ha ‘buscado la vida’ para seguir siendo de su Rayo, a los chavales que se enganchan a esta locura, a los de siempre, a los que te quieren de verdad, sin tapujos.

    Esta guerra constante no puede tener un buen final. Esta continua confrontación solo puede llevar al desastre. El Rayo lo tiene muy fácil, selecciona interlocutores válidos, busca a gente en el mercado y les contrata para hacer la función de negociación con la masa social, trabaja en la misma dirección que la mayoría de sus seguidores, crece, mejora, amplia horizontes más allá de fichar a este o aquel jugador… y, sobre todo, y por encima de todo, cuida de vosotros. Así de sencillo, es una cuestión de querer, porque un club con los millones de euros que mueve este debe ser capaz de hacer todo esto y más. Y si el que no es capaz es quien manda, la solución solo es una: echarse a un lado.

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