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RAYO. Columna de opinión

El negocio supera a la ficción

"Lo que están haciendo tras tras año con el fútbol y con algunos clubes no tiene nombre", esta es nuestra opinión sobre lo sucedido durante el día de ayer con la llegada de varios jugadores de Arabia Saudí

Escrito por Lunes, 22 Enero 2018

    Opinión. "Vimos cómo el Sporting anunciaba a un jugador dándole el nombre del club en lugar del propio del futbolista (ligero error) o cómo se llamaba Jijon al club asturiano, Legance Club al Leganés y otras 'perlas' procedentes de tierras saudís. Y así fuimos conociendo nombres hasta ahora desconocidos para todos nosotros".

    Opinión. Hace muchos años, demasiados, que el fútbol no representa a la gente de la calle. Hace mucho tiempo que el 'Deporte Rey' pasó a convertirse en un negocio que se ha ido envileciendo y ensuciando para convertirse en un generador de ingresos a toda costa. Hace mucho tiempo que suena a indigno e insultante el dinero que se maneja en fichajes, contratos televisivos, patrocinios, traspasos, comisiones, supuestas evasiones u olvidos fiscales y dudosas operaciones empresariales que dilapidan millones de euros sin justificación ni explicación posterior. Hace mucho tiempo que este fútbol dejó de representarme y dejó de gustarme. Participo de él, sí; me dejo llevar por mis emociones, sí; denuncio lo vergonzoso que es todo esto, solo a veces. Hoy ha llegado el día.

    El esperpento de ayer rozó la pantomima. ¿Acaso LaLiga había cambiado el día de los Inocentes y lo había retrasado al 21 de enero? Tenía toda la pinta. Hubiera sido divertido, pero, lamentablemente, no lo fue. Según iban pasando las horas, aquello cobraba tintes dramáticos para nuestro fútbol y para los que amamos este deporte, para los que llevamos años mezclados con el fútbol, para los que hemos vivido el fútbol de la calle, el de los campos de tierra, el de las categorías abandonadas (Tercera, Segunda B...). ¡Qué asco de gestión empresarial a cualquier precio! o, mejor dicho, ¡al mejor precio!

    Todo esto viene a colación porque el Rayo, sí el Rayo, el equipo de barrio, el de los valores, el de las causas justas, tu Rayo y el mío, el Rayo de Dª. Prudencia Priego y de D. Rafael Sanjuán, abonado número 1 recientemente felicitado por su 94 cumpleaños, ese Rayo se ha vendido a Tebas y los suyos a cambio de dinero. Quizá ese sea el dinero que tape el 'agujero' de Oklahoma, o quizá sirva para relanzar el fútbol femenino o potenciar la base del club o, llámenme loco, quizá para invertirlo en mejoras de las instalaciones en las que cada fin de semana juegan nuestros equipos y que necesitan un mantenimiento y unas condiciones mucho más dignas, y no me refiero únicamente al Estadio, que ya sabemos todos cómo está. No será para esto, ¿verdad?

    Anunciar la llegada de un jugador saudí no tiene más misterio, se anuncia y punto, se explica que está enmarcado en un acuerdo con LaLiga, que hubo un trabajo de scouting que pocos se creen y no sé cuántas gaitas más y se dice que juega de extremo, delantero, defensa o, incluso, que no juega, ¿acaso importa? Claro que no, lo que importa es que se cumpla el acuerdo económico, que LaLiga gane dinero y que los clubes embarcados en la aventura también lo hagan. Da igual si Míchel necesita a un saudí, un venezolano o a un rumano, da igual si se cierra la puerta a un chaval del Rayo B que pueda despuntar, da igual si el paso de este jugador por nuestro club tiene más o menos relevancia a nivel deportivo, todo da igual. Solo importa que entre el dinero.

    Todos alucinamos viendo cómo se precipitaban los acontecimientos. Vimos cómo el Sporting anunciaba a un jugador dándole el nombre del club en lugar del propio del futbolista (ligero error) o cómo se llamaba Jijon al club asturiano, Legance Club al Leganés y otras 'perlas' procedentes de tierras saudís. Y así fuimos conociendo nombres hasta ahora desconocidos para la mayoría de nosotros: Al Dawsari para el Villarreal, Fahad Al-Muwallad para el Levante o Abdulmajeed Al Sulaiheem para nuestro Rayo Vallecano, así hasta nueve según parece. Allí estuvo Martín Presa, que no tuvo reparos en fotografiarse con su nueva 'adquisición', mientras debía estar valorando las ventajas económicas de la operación. El capitalismo más agresivo se ha instalado desde hace años en este mundo del fútbol. Hay quien lo justifica diciendo que, si queremos tener a Messi, Cristiano, Dembelé, Coutinho o el hijo del primo del mejor pelotero de la historia, tenemos que entrar en la rueda. Vale, pero ¿quién quiere esto a 'cualquier precio'? Si pueden y quieren estar aquí, que lo hagan, si no, me quedo con el primo del mejor pelotero de la historia de mi barrio, que seguro estará encantado de defender la camiseta y el escudo de mi equipo.

    Lo que están haciendo año tras año con el fútbol y con algunos clubes no tiene nombre. Todavía no he entendido lo de Oklahoma, no creo que llegue a entenderlo nunca. Aún no se ha explicado con 'pelos y señales' el acuerdo con Qbao, que después hemos sabido estaba siendo investigado por presunto fraude. No se ha dicho claramente qué significaba aquello del trasvase de 9 millones de euros del club a la Fundación, que supimos tras una junta de socios a la que solo unos cuantos tuvieron acceso y que la Asociación de Accionistas ha pedido por activa y por pasiva (junto con el acta de aquella junta). Y ahora llega este esperpento de 'fichar' a jugadores de Arabia por 'acuerdo mercantil' y a cambio de un buen puñado de 'petrodólares' que ayuden a seguir haciendo negocios en EEUU, China o donde corresponda a espaldas de la gente del club, de sus aficionados. En otros sitios estas cosas se valoran de otra manera, en Vallecas se convierte en una 'puñalada trapera' a lo que quiere representar el club del barrio de Vallecas, sus gentes, su sentimiento, su orgullo.

    Este fútbol no me representa, no me gusta, me parece indigno. No quiero ver a Messi o a Cristiano paseándose por nuestra liga a costa de pisotear otras cuestiones que, al menos en Vallecas, siempre han sido valoradas y potenciadas.

    Abdulmajeed Al Sulaiheem será bien recibido, el chaval no tiene la culpa, se le presenta una gran oportunidad e intentará aprovecharla. Le apoyaremos, le animaremos, estaremos con él y esperamos que triunfe. Ojalá sea un gran futbolista, lo desconozco, ojalá nos sorprenda a todos, ojalá. Si es así le aplaudiremos, aunque seguiremos criticando este tipo de negocios, operaciones y situaciones que tiran por tierra lo que muchos entendemos por fútbol y deporte. El negocio, una vez más, termina superando a la ficción. Me duele este fútbol.

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