Opinión. Hoy no abro esta ventana para hablar de lo bien que nos lo hemos pasado en la Copa del Rey, ni para recordar la ilusión que provocó la contratación de Falcao ni, por supuesto, de los sueños europeos de la primera vuelta. Todo eso se salva de la quema. Hoy vengo aquí a reivindicar algo que ya hemos pedido muchas veces. El Rayo ha vuelto a tirar otro año a la basura y sigue sin modernizarse, sin crecer, sin mejorar. Lejos de dar pasos al frente, sigue dando pasos atrás.

Podría enumerar muchas más, pero me quedaré con algunas de las cuestiones que vienen a escenificar lo que digo: la venta de entradas presenciales y sin opción online, la tienda o lo que quiera que sea lo que hay en el estadio, la salida de personal histórico (¿sin recambio?), el desabastecimiento de material rayista, el abandono del estadio y de la ciudad deportiva y muchas más razones que hubieran acabado con la vida de cientos de clubes y que, sorprendentemente, no parecen significar nada en este Rayo Vallecano anclado en el siglo pasado.

Los millones de euros que año tras año han ido entrando en las arcas del club no han significado ni un pequeño cambio en lo que vemos. Todo sigue igual. Aquí no mejora nada y me da la impresión de que nos vamos acostumbrando y que muchos se conforman con que el equipo se mantenga en Primera División. No creo que eso sea suficiente, pero tampoco voy a criticar a quien crea que sí.

Veo el flamante estadio de Osasuna y se me cae el alma a los pies. Veo cómo crece un Levante que puede irse este año a Segunda División y me echo las manos a la cabeza. Veo a la gran mayoría de equipos de Segunda División y no salgo de mi asombro. 'Vallecas is different', lamentablemente different.

Es una pena que este Rayo Vallecano no haya sido capaz de dar un solo paso hacia la modernidad, hacia el crecimiento, hacia algo bonito y da pena que siga anclado en lo de siempre. La protesta de la gran mayoría del estadio contra la gestión del presidente ha sido casi unánime durante alguna fase de la temporada. Los partidos políticos de la Comunidad, salvo uno que suele visitar con asiduidad el palco, tienen claro cómo se están haciendo las cosas. Todo eso está muy bien, pero aquí no cambia nada.

El equipo femenino está a un paso de un descenso que podría ser su estocada definitiva. Entre unos y otros han conseguido incluso que la joya de la corona importe poco y que el deseo histórico de alguien termine cumpliéndose de la manera más fea posible.

El maltrato a los rayistas discapacitados, los problemas históricos y habituales de los niños de la Fundación... ¿hay algo que no hayamos denunciado año tras año? Todo sigue igual o peor, porque el Rayo sigue tirando años a la basura mientras los millones de euros de las televisiones, de los fondos o de donde quiera que vengan siguen pasando sin pena ni gloria por un club que sigue anclado en el siglo pasado para vergüenza de los que nos gustaría ver algo nuevo en el viejo Rayo.