Antoñín se ha convertido en el nuevo ejemplo viviente de aquello de llegar y besar el santo. El más reciente fichaje del Rayo Vallecano debutó y marcó con apenas 24 minutos sobre el césped y apenas 24 horas después de aterrizar en Vallecas.
El fútbol tiene estas cosas. Puedes ser un delantero que bregue durante todo el partido bajando balones con nieve; o que arrastre defensas generando espacios; o que en el primer o segundo disparo que tienes en 60 minutos te lo anulen por fuera de juego de un compañero... Que se lo pregunten a Qasmi. Pero el fútbol, a veces, también te regala un debut soñado en tu nuevo equipo. Centro de rosca al área y remate en plancha solo en área pequeña picando el balón. Hay que estar ahí para meterla. Parecía cosa del destino que un ex del Málaga pusiera el 4-0 en el marcador aunque el chaval se disculpara ante su anterior afición.
Las cifras goleadoras de Antoñín en Granada y Málaga no eran desorbitantes pero parece que en el Rayo Vallecano ha caído de pie. Una gran efectividad con la franja roja y el 15 a la espalda que miles de rayistas desean que tenga continuidad en los próximos partidos.
📷⚡️Primeros minutos para @Antoniocortes72.#RayoMálaga#VamosRayopic.twitter.com/tt9MC4iWus
— Rayo Vallecano (@RayoVallecano) October 3, 2020
Iraola ya ha dejado claro que espera grandes cosas de él: "Antoñín la idea era que jugara porque tiene que ser un jugador importante para nosotros. Viene de trabajar muy bien en pretemporada con el Granada. Ha estado mejor por banda que en punta pero tampoco ha tenido mucho tiempo para aprender las cosas del equipo".
Antoñín: llegar y besar el santo. Como se solía decir antiguamente en la pequeña y en la gran pantalla: no intenten hacerlo en casa, lo que van a ver es cosa de especialistas.