Poco más de tres mil aficionados acudieron anoche a presenciar el encuentro de ida de los octavos de final de la Copa del Rey, que enfrentaba en el Estadio de Vallecas a Rayo Vallecano y Levante. Estas cifras, que nos devuelven a la época de Segunda División B, cuando lo habitual era que los partidos del equipo franjirrojo congregasen esa asistencia, son el claro ejemplo del poco interés que esta eliminatoria ha despertado entre la parroquia vallecana.

Entre las causas que provocaron esta 'espantá' se encuentran: la actual situación del equipo, que no ayuda a animar a los indecisos a acudir al Estadio, que el partido no estuviera incluido en el abono de temporada (pese al intento de la directiva al proponer "precios populares", su medida no fue bien acogida por una parte de la hinchada franjirroja que, como los Bukaneros, volvieron a mostrar su desacuerdo), además de la fecha y horario de disputa del partido (jueves a las 21 horas). Todos estos condicionantes, sumados al poco interés que despertaba el rival, un Levante que tampoco es de los equipos que más simpatías despierten entre las hinchadas rivales por su apuesta futbolística, provocaron una imagen poco habitual en Vallecas.

El hecho de que cada vez haya menos abonados del Rayo, que las campañas que se proponen no tengan el efecto deseado y que en jornadas como la de ayer la grada ofrezca una imagen más acorde a lo vivido en Segunda B que al paso del club por Segunda o Primera División, debería hacer reflexionar a la directiva sobre el curso que están tomando los acontecimientos y las medidas serias y concretas que hagan que cada oferta y cada campaña tenga efectividad.