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El Eibar limitó las opciones de un Rayo que no estuvo a buen nivel

El Eibar desactiva al Rayo

La afición franjirroja no pudo disfrutar del juego de su equipo

Escrito por Domingo, 01 Noviembre 2015

    El Eibar derrotó al Rayo Vallecano (1-0) en un partido en el que los eibarreses impusieron su juego a un equipo franjirrojo que estuvo muy alejado de su realidad.


    Ficha técnica:

    S.D. Eibar (1): Riesgo, Capa, Mauro, Pantic, Juncá, Dani García (A), Escalante, Keko, Saúl Berjón (Inui, minuto 73), Verdi (Enrich, minuto 59) (A) y Borja Bastón (Lillo, minuto 88)

    Rayo Vallecano (0): Toño, Tito (Manucho, minuto 69), Llorente, Zé Castro, Rat, Trashorras, Baena, Ebert (A) (Lass, minuto 64), Jozabed (Pablo Hernández, minuto 53), Bebé (A) y Javi Guerra (A).

    Arbitro: Alvarez Izquierdo.

    Gol: 1-0. Minuto 21. Llorente, en propia puerta.


    El Eibar consiguió desconectar al Rayo Vallecano, le obligó a jugar a lo que no sabe, le sacó de sitio y de ambiente y le tumbó, con fortuna pero con estilo, gracias a un gol en propia puerta de los franjirrojos. El Rayo, que lo intentó, no consiguió parecerse al equipo que maneja las situaciones, que duerme los partidos, que ataca cuándo, cómo y dónde le parece y que sabe sacar provecho a alguna de sus casi infinitas ocasiones generadas. Hoy, el Rayo no generó, no inquietó, fue inoperante en ataque y dejó que su rival manejara el partido a su antojo.

    Jémez tiró de lógica para conformar un once en el que volvían a aparecer los Baena-Trashorras-Jozabed en el centro, con Bebé y Ebert en las bandas y en ataque con Javi Guerra, que terminó de los nervios al comprobar que, con el paso de los minutos, sus opciones de cara a puerta se reducían a 'cero'. En defensa, el Rayo también fue lógico, con centrales y laterales 'naturales', que sufrieron pero sabiendo cuál era su cometido en todo momento.

    El Eibar fue mejor que el Rayo y lo fue sobre todo porque supo imponer su estilo y desactivar al rival. El conjunto armero maniató el fútbol de los vallecanos, les impidió combinar, les dificultó la salida y la transición y les dibujó un partido muy feo en zona de ataque. Mientras Trashorras veía volar balones por encima de su cabeza, Jozabed se perdía en la maraña defensiva del conjunto local y Bebé, como casi siempre, intentaba solventar la papeleta bajando la cabeza y buscando una jugada individual que nunca llegó a concretar para hacer peligrar a los donostiarras. Además, Ebert en el otro costado veía la tarea del desborde como tratar de saltar un muro de cinco metros sin ayuda, estrellándose una y otra vez contra una pared y una presencia casi imperceptible que le impedía progresar adecuadamente.

    Con el Rayo buscando su sitio, el Eibar, que tenía muy claro cuál su papel en el partido, supo imponer su ritmo, su agresividad, su presión y sus ganas para desarbolar definitivamente a los vallecanos que, tras varios sustos en forma de imprecisiones, malas elecciones y contragolpes, terminaron por "redondear" una mañana pensada para soñar y que terminó convirtiéndose en pesadilla. Llorente sorprendió a Toño con un mal despeje y el Eibar, que lo había buscado, encontraba lo que tanto necesitaba y lo que tan mal le venía a los franjirrojos: adelantarse en el marcador.

    Con el tanto en contra, los de Jémez acusaron los nervios y volvieron a sufrir más de la cuenta, mientras Javi Guerra consumía sus esperanzas buscando los 'melones' que nunca o casi nunca conseguía convertir en balones. Su magia desapareció hoy en Ipurúa.

    En la segunda mitad, el Rayo dio un paso al frente, buscó reencontrarse consigo mismo y trató de conectarse internamente para reengancharse a un partido del que le habían sacado a empujones. El mal estado del terreno de juego en diversas zonas tampoco ayudó a la forma de juego de un equipo que no necesitó excusas externas para justificar su falta de protagonismo en un partido al que nunca consiguió dar un vuelco.

    Jémez trató desde el banquillo de 'quemar toda la traca' que le quedaba a sus espaldas. Cambió a defensa de tres y dio entrada a Pablo Hernández, felizmente recuperado de su lesión, a Lass y a Manucho, para intentar que el Eibar perdiera las referencias tomadas y en un descuido hacer lo que no habían hecho hasta el momento: asustar a la parroquia eibarresa, que seguía agradeciendo a los suyos el esfuerzo y la merecida victoria.

    Javi Guerra aumentó su estado de frustración y Manucho, que solicitó penalti en una entrada dentro del área, no pudieron aprovechar las escasas llegadas de un Lass que tampoco logró el efecto buscado por su entrenador.

    Con la grada del Rayo viniéndose de nuevo arriba (qué mérito tiene esta afición), acababa un partido al grito de "el año que viene, volvemos otra vez", poniendo de esta manera punto y final a un partido feliz para los locales y frustrante para un Rayo que ya piensa en recibir al Granada para recuperar el terreno perdido en un Ipurúa que, como antaño, volvió a ser esquivo.

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