Dos visitas a Bilbao y dos citas con la historia. La primera se saldó con victoria, en la que suponía la última presencia del Rayo Vallecano en el antiguo estadio de San Mamés, un lugar con sabor a fútbol del de siempre. Ahora, con la modernidad del nuevo estadio como escenario, el cuadro vallecano se plantea el reto de iniciar sus visitas al remozado San Mamés repitiendo gesta. La dificultad es extrema, porque todavía nadie ha sido capaz de llevarse la victoria en la nueva casa del Athletic.

Pese a todo, la victoria copera, que tan buen sabor de boca dejó por Vallecas, es un buen punto de partida para intentar el asalto. Para ello los de Paco Jémez, con apenas dos días de preparación tras la eliminatoria ante el Valladolid, han viajado a Bilbao con todo lo que tienen, en busca de un final de 2013 que les permite afrontar el nuevo año con una perspectiva diferente a la de las últimas semanas.

Los últimos siete puntos sumados por el conjunto de Paco Jémez han sido a domicilio. Primero llegaría la victoria en Almería, posteriormente, y tras caer en Pamplona ante Osasuna, el Rayo ha sido capaz de vencer en Balaídos y empatar en el Villamarín, en sus dos últimas apariciones en territorio adverso. El rendimiento como visitante está siendo mucho más positivo en los últimos tiempos respecto que el logrado en casa, donde no se suma ningún punto desde que se derrotara a la Real Sociedad, in-extremis, a principios del mes de octubre.

Mucho juego, muchas ocasiones, demasiadas concesiones y poco acierto goleador

Que el Rayo Vallecano necesita generar mucho para sacar resultados positivos es una realidad. Que el contrario necesita poco para crear peligro y marcar goles, una obviedad. Que el cuadro franjirrojo deberá ajustar todas sus líneas para salir de la complicada situación en la que se encuentra, es un objetivo marcado a fuego en la hoja de ruta de un equipo marcado por las lesiones y en el que cada semana se producen nuevas bajas. El último en caer ha sido Arbilla, que no ha podido superar el fuerte golpe recibdio tras una escalofriante entrada del jugador del Valladolid, Ebert. Junto a él, la sanción por la expulsión ante el Granada de Nacho también marcará las novedades en línea defensiva. Además, la lesión de Larrivey obligará a Jémez a buscar un recambio en punta de ataque, debiendo decidir entre el juego y la participación de Alberto Bueno y los destellos con cuentagotas del mexicano Nery Castillo.

Con esta base de retoques en defensa y búsqueda de la estabilidad ofensiva se presenta un conjunto que sigue concediendo demasiadas facilidades en línea de retaguardia y poca seguridad en parcelas ofensivas. Para solventar la situación, Jémez y los suyos se han empleado a fondo trabajando con especial énfasis las finalizaciones de jugada de ataque, así como la presión defensiva que mitigue cualquier error en la salida de balón desde atrás.

El último partido del año llega en un escenario único, ese estadio en el que el Rayo puede encontrar el prestigio suficiente para remontar el vuelo y seguir trabajando el objetivo de la permanencia en Primera División.