Ficha técnica:

Villarreal (0): Jorgensen, R. Albiol, Cuenca, Capoue (Coquelin, minuto 80), Gerard, Foyth (A) (Kiko F., minuto 80)), Parejo, Chukwueze, Alex B (A), Alberto (Mojica, minuto 84) y Yeremy (Morales, minuto 80).

Rayo Vallecano (1): Dimitrievski, Fran Carcía, Catena, Lejeune, Balliu, Santi Comesaña, Ciss (A) (Unai López, minuto 62), Andrés Martín (A) (Chavarría, minuto 62), Trejo (Nteka, minuto 77), Isi (Mario Hernández, minuto 93) y Camello (Falcao, minuto 77).

Arbitro: Pulido Santana.

VAR: Estrada Fernández.

Goles: 0-1. Minuto 70. Camello.

VILLARREAL 0 (-) - RAYO VALLECANO 1 (Camello)

El Rayo lleva media temporada pensando por un lado que su objetivo es la salvación y por otro soñando con hacer algo más. Así, jornada a jornada, nos encontramos ante la tesitura de descubrir si el equipo está preparado para metas mayores o si lo primero es lo primero y el resto ya llegará. Entre tanto se escapó la primera vuelta del campeonato con el equipo dando muestras de fortaleza, pero también síntomas de debilidad, aunque lo más importante es que los de Iraola tienen un buen colchón de puntos como para respirar tranquilos.

Hoy, lunes otra vez, el Rayo se medía a uno de los equipos que cierran este tramo de campeonato en un estado de forma superlativo. El Villarreal de Quique Setién se ha ganado el derecho a ser candidato a casi todo y lo ha hecho acumulando buenos resultados y mostrando una fortaleza que ya la quisieran para sí muchos otros equipos, incluso alguno de los que le preceden en la tabla.

Con la baja confirmada de Oscar Valentín, a la que también se sumó la de Alvaro, y con la presencia de última hora de RDT en el banquillo, el equipo de Iraola lució su equipo de gala con Ciss en sala de máquinas y Andrés Martín en banda. Los vallecanos llegaban con el ansia de seguir sumando a domicilio para mostrar su candidatura a puestos europeos, algo que por Vallecas siguen siendo palabras mayores.

Los franjirrojos mostraron claramente el camino que iba a tomar el partido. La clave estaba en asfixiar la salida de balón de los amarillos y evitar errores que permitieran a los levantinos inquietar a Dimitrievski. Sobre la pizarra el trabajo estaba estudiado, sobre el césped, los primeros minutos nos dieron un poco de todo. El Rayo salió con brío, presionó, corrió y peleó, pero en el minuto tres, Ciss regalaba un balón en la medular y Yeremy remataba cruzado junto al palo. Justo lo que había que evitar.

El primer cuarto de hora estuvo igualado, con ambos equipos intentando imponer su fútbol, aunque sin ocasiones de mención porque los ataques eran incapaces de imponerse a las defensas. El balón viajaba de área a área, pero lo hacía sin claridad. El Rayo no encontraba a Trejo para hacer daño en los metros finales y el Villarreal perdía la brújula de Parejo en su deseo de creación. El partido estaba raro, sin dueño, y pudo haberlo encontrado justo en el ecuador del primer acto. El Villarreal avisó con un balón al larguero y con Dimitrievski salvando el posterior remate casi sobre la línea de gol. La primera fue clara, muy clara. Tocaba despertar para inquietar al rival o de lo contrario...

El Rayo únicamente había sufrido en una jugada, pero ya empezaba a sentirse inferior en el partido alcanzada la media hora de juego. El Villarreal disfrutaba claramente de la posesión y el Rayo tenía evidentes dificultades para conectar e hilvanar su mejor fútbol. Así iba a llegar la segunda clara para los locales. Baena, tras un eslalom remató encontrando una gran mano de Dimitrievski, que tuvo que emplearse a fondo de nuevo tras el segundo intento de Capoe en la misma acción. 

La electricidad ya hacía funcionar al submarino amarillo, con el Rayo mostrando un alarmante cortocircuito que le podía haber costado muy caro de no haber sido por Dimitrievski y sus dos paradones. Un latigazo de Chukwueze iba a helar los corazones de los franjirrojos, que respiraron aliviados al comprobar que el balón no encontraba puerta. El Rayo ya empezaba a pedir la hora, camino de un descanso que sirviera para mostrar el camino de la presión y la recuperación y no el agobio y los avisos locales, cuando una jugada de carambola dentro del área castellonense iba a permitir a Ciss probar un remate de espuela que no inquietó a Jorgensen. La jugada tonta del partido pudo haber dado la mayor de las alegrías a un Rayo que empezó bien, siguió regular tirando a mal y acabó de nuevo bien.

La segunda mitad debía mostrar el cambio de imagen de un Rayo que debía encontrar a Comesaña, Trejo o Isi para conectar con un inédito Camello, que fue una sombra entre los centrales amarillos. El primer cuarto de hora sirvió para certificar sin miedo a equivocarse que el Rayo había desenchufado de nuevo a los de Setién y, aunque sin generar peligro, al menos jugaba más en campo contrario que en su propia parcela. El partido ya era otra cosa.

Con media hora de partido por delante Iraola evitaba riesgos sentando a Pathé Ciss y Andrés Martín, ambos con tarjeta amarilla, para dar entrada a Unai López para acompañar a Comesaña en el centro del campo y a Pep Chavarría, para ocupar el extremo zurdo franjirrojo. El técnico refrescaba esas zonas del terreno de juego y, de paso, evitaba cualquier peligro de expulsión que hiciera variar el rumbo de un partido en el que poco a poco, muy poco a poco su equipo iba ganando protagonismo. Trejo lo intentó con un remate desde la frontal que se perdió por encima del larguero. El capitán empezaba a participar en el juego y eso en este Rayo se nota mucho.

El partido había cambiado, sin grandes historias que contar hasta que de la jugada más inocente iba a surgir el grito profundo de Vallecas para celebrar lo que estaba por venir. En un saque de banda Camello superaba en velocidad a Albiol y se plantaba ante Jorgensen. El portero del Villarreal no estuvo acertado y el disparo cruzado del delantero franjirrojo iba a suponer el 0-1. La única ocasión clara del Rayo fue para adentro. Quedaban 20 minutos para mantener una renta que situaba al Rayo séptimo y mirando más a los Pirineos que al Estrecho.

Con el marcador a favor y con lo que quedaba por delante, cualquiera hubiera pensado en tirar de defensas para mantener el resultado, pero Iraola no. El técnico vasco pensó que era momento para que, con el Villarreal a la desesperada, tuvieran su oportunidad Nteka y Falcao, nada de defensas.

En el tramo final tocó apretar los dientes, jugar con criterio, tener paciencia y tranquilidad y disfrutar de una histórica victoria que sirve para que Camello lleve al Rayo camino de Europa.