Opinión. Voy con un poquito de corazón, con un poquito de ese corazón rayista que late desde hace años en mi pecho y que ha vivido ya demasiadas cosas como para detenerse a pensar si debe seguir latiendo o si lo hace por la inercia de esos tambores que por fin volvieron a escucharse en mi barrio o al grito de ese megáfono y de esa grada que me marcan el ritmo. Esta temporada ha sido rara. Yo diría que preciosa y rara. Esta temporada he vivido la rabia de volver a ver cómo en momentos especialmente bonitos eran otros los que querían ser protagonistas enturbiando cada fiesta, cada momento especial. Esta temporada hemos vuelto a ver el fondo vacío y a sentir ese silencio incómodo en un Estadio que sólo tiene sentido cuando vibra. Pero no les voy a dar más protagonismo del que merecen, porque al final han perdido, la grada de Vallecas ha ganado.

Esta temporada ha sido especialmente sangrante para un Rayo Femenino que el año que viene no estará entre los grandes. Me duele. He vivido la época dorada de ese equipo y este año hemos vivido lo más lamentable de ese equipo. Durante esta temporada he tenido que aguantar cómo se me mentía a la cara desde dentro y cómo entre unos y otras el Rayo ha acabado arrastrando su nombre. Una pena.

Este año he tenido que aguantar que alguien me diga que soy tan inteligente como "sibilino". Sí, en efecto. No me considero especialmente inteligente y puedo asegurar que seré muchas cosas, pero no sibilino. Lo siento, no me conoces. Tú también pierdes, como los de antes, aunque te creas invencible.

Este año ha sido uno más en la oficina, con infinidad de cosas feas en el entorno de una 'profesión' que no es tal para mi, pero que respeto mucho más que los que la consideran propia. Mi honestidad está fuera de toda duda, los demás, ellos sabrán.

Pero como decía antes voy con un poquito de corazón. Volver a estar a pie de campo, cámara en mano, me devuelve media vida y he vuelto a ser feliz. A veces sólo escucho, sólo siento. Os juro que es un sentimiento imposible de explicar con palabras.

Hacer lo que más me gusta en este mundo, que es informar de mi Rayo, de tu Rayo, de nuestro Rayo, me hace feliz. Estar cada lunes en PxR Radio hablando del Rayo me hace feliz. Cada artículo publicado en PxR me hace feliz.

Y este año, el momento más grande que hemos vivido llegó con un viaje a Sevilla que nunca pensé que llegaría a hacer. Un viaje compartido con gente a la que quiero y que vivió junto a mí un momento único, histórico. Una semifinal copera, el gol de Bebé, la emoción compartida con miles de rayistas... hacer radio desde el corazón. Puro sentimiento. Ya dije que seguramente ese será el gol peor cantado en la historia de la radio, no me importa, me salió del alma y lo volvería a repetir una y mil millones de veces más. Ese fue el gol de todo el rayismo, ese fue nuestro momento. Me quedo con la lágrima que se le escapó a un buen amigo que, junto a mí, pudo vivir aquello en primera persona. Puro rayismo, puro corazón, puro sentimiento.

No sé qué pasará el año que viene. Sólo espero que podamos repetir momentos únicos como los que dejamos atrás y que quedarán marcados para siempre en ese corazón rayista que late a ritmo de los tambores de una grada que ha vuelto a ganar. Gracias por existir, Rayo, gracias por existir PxR. Gracias por seguir al otro lado.