El Rayo Vallecano tiene varios problemas evidentes en su plantilla actual. Una es la del delantero centro, que sigue sin resolverse pese al fichaje de Guerrero. Otra llega con las lesiones en zonas puntuales como la de central o la mediapunta y otra es estructural y es preocupante: el doble pivote. 

Ante el Mirandés el técnico del Rayo, Andoni Iraola, decidió que la pareja en el centro fuera la formada por Santi Comesaña y Mario Suárez y el experimento no fue positivo. El equipo no carbura con los dos sobre el terreno de juego y no por falta de fútbol o de ideas en la creación, sino por falta de chispa, por lentitud. Ninguno de los dos se caracteriza precisamente por su velocidad, Mario gana duelos por experiencia y por saber situarse sobre el terreno de juego y Comesaña por su calidad con el balón en los pies. Pero ni uno ni otro dan salida fresca al equipo, eso es algo evidente. No corren bien hacia arriba y mucho menos lo hacen hacia abajo.

Cuando el equipo está atascado, que sucede en todos los partidos, se hace más necesaria que nunca una salida limpia del balón y el Rayo no lo encuentra con ellos en el césped. En noventa minutos, apenas un par de acciones 'tirando de clase' y poco más. Con Oscar Valentín la cosa cambia, su combatividad y sus 'arreones' permiten oxigenar al hombre creativo, abriendo opciones cuando todo parece bloqueado. Pero Valentín tampoco podrá jugar en Logroño, por lo que seguramente Iraola decida situar a Trejo de nuevo en la medular viendo que la pareja Comesaña - Suárez aporta poco al fútbol de su equipo.