Míchel analizó la derrota de su equipo ante el Girona comentando que "me preocupa la primera parte que hemos hecho, que no ha sido buena. Después de dos partidos en los que el equipo fue competitivo, hoy no sé si porque han sido tres partidos en seis días, no hemos entrado bien al partido y no hemos tenido la presencia que queremos para competir. Hemos llegado tarde a las acciones de presión, el Girona nos dominaba y el 2-0 al descanso ha sido una losa muy pesada de levantar. En la segunda hemos mejorado, pero no lo necesario para levantar el partido". En el descanso "hemos entrado al vestuario mirándonos a la cara y diciéndonos que no estábamos bien. Esa es la mejor sensación que nos podemos llevar, decir que esto había que cambiarlo. En la segunda parte hemos tenido orgullo, hemos ido hacia adelante y hemos tenido opciones", afirmando que el vestuario se encuentra "jorobado, normal. Es una derrota dura, veníamos con ilusión después de hacer bien las cosas contra el Athletic. Esto se levanta a base de trabajo y mentalizándonos de que se necesita máxima intensidad en todos los partidos".
Para el técnico "la confianza es todo en el fútbol. El estado anímico es fundamental. El empate el otro día nos hizo daño, porque hicimos un gran partido ante el Athletic y lo tuvimos en la mano. Hay que levantarse lo más rápidamente posible y si es con nuestro estilo de juego mucho mejor, porque otra cosa es jugar a la lotería" y en cuanto a su situación personal y la confianza de la directiva afirmaba que "a día de hoy siempre me han demostrado confianza en el trabajo. Siempre he notado apoyo y ahora lo sigo notando. Siempre hemos tenido esa comunicación y la seguimos teniendo. Estoy tranquilo en ese sentido".