La visita del Real Betis a Balaídos se ha saldado con una goleada (4-2) que mantiene a los verdiblancos a ocho puntos de la salvación -los béticos suman once, cinco menos que el Rayo, que es penúltimo-. Pero lo peor de la situación del equipo sevillano no es su posición en la tabla, sino la sensación que transmiten sus jugadores dentro del terreno de juego.

Rubén Castro adelantó a los andaluces cuando se cumplía el primer cuarto de hora, pero Orellana empataba cinco minutos más tarde. Tras una fase de imprecisiones, Charles ponía por delante al Celta de Vigo, confirmando los graves problemas defensivos por los que atraviesa actualmente el equipo dirigido por Calderón. A falta de cinco para el final del primer período, Orellana de nuevo, ponía tierra de por medio con su rival y cerraba la primera mitad (3-1).

En el segundo tiempo, flojo por parte de ambos conjuntos, Nolito sentenciaba el choque al conseguir el cuarto a falta de quince minutos, mientras que Rubén Castro cerraba la cuenta goleadora de un encuentro en el que participaron Amaya, Jordi Figueras, Rubén Castro y Leo Baptistao, viejos conocidos de la parroquia franjirroja, y que ahora atraviesan serios problemas con un equipo que, a priori, y viendo el potencial de su plantilla, no parecía concebido para navegar en la situación que atraviesa actualmente.