El próximo sábado habrá un jugador, por encima de cualquier otro, en el que estarán depositadas todas las miradas. Piti regresa a Vallecas por primera vez como futbolista de otro equipo tras su paso por el Rayo Vallecano y, tanto para él, como para la afición franjirroja, la sensación será extraña.

Piti vivió parte de los peores momentos del Rayo a su paso por la Segunda División B. Desde su llegada, cedido por el Hércules, su deseo, su intención y su mayor sueño era llegar a Primera División con el club franjirrojo y, tras un largo camino, el de Reus terminaría culminando su gran anhelo. Con el Rayo logró ascender de Segunda B a Segunda División y, posteriormente, también a Primera y, pese a los insistentes rumores que le situaban en otros equipos -se habló mucho de un posible interés del Getafe-, Piti siguió siendo fiel al equipo que le brindó todo su cariño desde que aterrizase, en viaje de ida y vuelta, por Vallecas.

El sábado, Piti se reencontrará con ese montón de amigos que dejó tras su salida del Rayo y, aunque durante los noventa minutos nadie le dará tregua, pocos dudan de la acogida que le brindará la afición franjirroja en reconocimiento a sus años de entrega a la causa franjirroja.