La segunda temporada de pandemia vuelve a tener como protagonista a un Rayo Vallecano que llega a las últimas jornadas con el trabajo sin hacer, pero con opciones de rematarlo. Este fútbol tan raro no sólo ha penalizado a los vallecanos, y a falta de dos jornadas, salvo los dos ascendidos, desde el tercero al séptimo tenían opciones de todo. Pero volviendo al Rayo, la goleada ante el Oviedo, sumada a la victoria ante el Fuenlabrada, permitía a los de Iraola afrontar las dos últimas jornadas con opciones de depender de sí mismos. Ganar en Castellón y al Lugo en casa aseguraba el play-off, perder en Castellón sumado a otra serie de resultados podía asegurar que el Rayo se quedara sin opciones. Así llegamos a la penúltima jornada de liga.

Castalia, con presencia de público en las gradas, debía dictar sentencia para el Rayo, pero también para su rival de esta noche, un Castellón que necesitaba ganar para salvar la categoría.

Para este duelo de alta tensión, Iraola dio continuidad al equipo que ganó con solvencia al Oviedo, confiando de nuevo en el triángulo Comesaña-Valentín-Trejo y volviendo a introducir a Qasmi en la punta de ataque para inquietar a la defensa levantina.

El partido arrancó con las revoluciones contenidas de un Rayo que quería tirar de paciencia para imponer su mejor fútbol, sin precipitaciones, sin 'regalos' ni concesiones absurdas, con calma. El Castellón tampoco entró al partido de manera alocada y entre unos y otros ofrecían un espectáculo en el que parecía haber en juego mucho menos de lo que realmente había.

El primer 'arreón' del choque llegó tras un recuperación y veloz contra culminada por Qasmi con la peor opción de las que se presentaban ante sí. La velocidad de Alvaro por el centro o la llegada de Isi por banda derecha hubieran ayudado mucho más que el inocente disparo del delantero centro franjirrojo que se marchó tan desviado como el intento de Isi unos minutos más tarde. Ya se había consumido el primer cuarto de hora de partido y, aunque no se sufría en exceso en zona defensiva, tampoco veíamos de momento la versión ofensiva y arrolladora de un equipo que quiere ascender a Primera División. Seguíamos 'tirando' de paciencia.

Tras un mini partido de tenis en el que ambos equipos se empeñaron en golpear al balón de lado a lado sin que ninguno se atreviera a templarlo y bajarlo para jugar por el suelo, superábamos el ecuador de la primera mitad sin que el Rayo hubiera probado los reflejos del cancerbero del Castellón. El balón era mayoritariamente franjirrojo, pero la profundidad no. El resultado de empate sin goles era lo más justo

El Castellón avisó a los veinticinco minutos con un remate de primeras de Mateu que se marchó por encima de la portería de un Luca Zidane que volvía a ser titular por segunda semana consecutiva. Luca tampoco tenía trabajo, esa era la mejor noticia. El partido era muy plano, el Castellón se defendía con orden y apenas atacaba, el Rayo atacaba con poco peligro y apenas tenía que defenderse. Y así, entre idas y venias sin mucha intención, se iba consumiendo el primer acto, que se encaminaba al descanso sin sobresaltos salvo genialidad de unos o error garrafal de otros. Y el error llegó, pero del actor más inesperado. En una salida del portero, Qasmi fue arrollado dentro del área y ni el colegiado ni el VAR quisieron saber nada. Campos salió a por uvas y se llevó por delante al atacante franjirrojo.

Acto seguido, tras un saque de esquina, el Rayo no salía bien y el Castellón tras robar el balón anotaba el 1-0. Esta vez el VAR no se escondió y, tras tirar las fatídicas líneas del fuera de juego, decidió que el gol era ilegal y que el partido se iba al descanso con suspense, pero con igualdad. La tensión que no habíamos vivido durante cuarenta y cinco minutos se concentró en los minutos en los que el colegiado se tocaba el pinganillo a la espera de la decisión final. Empate y a seguir tirando de paciencia.

La segunda parte iba a arrancar de la manera más inesperada. Un golpeo directo desde atrás controlado por Alvaro con pase de la muerte iba a ser rematado a placer por Qasmi para adelantar al Rayo. El partido giraba radicalmente con una acción que iba a tener su continuidad con un zurdazo de Fran García que terminaría sorprendiendo a Campos para lograr el 0-2 en el minuto 50.

Había llegado el momento de poner en práctica de manera mucho más evidente la estrategia de la paciencia, mover el balón, jugar con el marcador, con el crono y con los nervios de un Castellón que estaba totalmente hundido, anímica y futbolísticamente. El equipo presionaba alto, no cedía demasiado terreno y buscaba mover con calma el balón para desesperar al rival.

El partido se movía en el terreno de la indefinición, porque el Rayo no terminaba de querer sentenciar el choque y el Castellón no parecía poder inquietar al Rayo. Los locales echaron toda la carne en el asador buscando a la desesperada un gol que les metiera en el partido y botaron varios córners bien defendidos por Catena y por Saveljich, infranqueables por alto. Quedaba un cuarto de hora y el Rayo ya acariciaba una victoria que les metía sextos y les seguía brindando la opción de playoff sin depender de nadie más.

En el tramo final de partido el Rayo perdió a Oscar Valentín por problemas físicos y Andoni Iraola debía componer una medular de urgencia con Mario Suárez, que había entrado por Comesaña, y Catena, que adelantó su posición tras la entrada de Emiliano Velázquez.

El Rayo hacía los deberes y, con dos zarpazos, se mete en la última jornada dependiendo de sí mismo para terminar metiéndose en el playoff. Habrá que esperar a la última jornada.