Opinión. Lo del Rayo Vallecano es ir a contracorriente, siempre. Lo del Rayo Vallecano es un desprecio alarmante a su propia historia, a sus propias raíces, a su propia gente. Lo que vivieron las futbolistas del Rayo Femenino este fin de semana, por significativo no deja de ser un ejemplo más del desprecio y desatención que sufre una sección del club que por historial, por nombre y por imagen debería estar en perfecta armonía con lo más cuidado y preciado de la entidad. Pero no es así. 

El Rayo Vallecano no quiere una sección "deficitaria", eso ya lo tengo claro. El Rayo Vallecano no va a invertir un euro de más, sino que lo hará de menos, en algo en lo que no cree. Ya no tengo dudas de que el presidente del Rayo Vallecano no quiere cantera, ni quiere Femenino, sólo quiere primer equipo. Lo demás le sobra. Lo demás le molesta. Lo demás le incomoda.

No se puede tener un equipo de élite como es el Rayo Femenino, peleando en Primera División de un fútbol que quiere emerger, que quiere florecer, que está peleando por hacerse un hueco, y tratarle como si no fuera tuyo. No se puede preparar un 'picnic' de dos sandwiches a las ocho de la mañana y pretender que esa sea la cena para unas deportistas que poco antes habían corrido durante noventa minutos defendiendo tu escudo, tu camiseta, tu nombre y tu negocio. Vergonzoso es poco, insultante, indigno y totalmente denunciable. Y si realmente alguien dijo que esa "cena" tenía el aporte calórico necesario... ya es de traca.

Pero volvamos atrás en el tiempo. Que nadie olvide que cada año, cada año, hemos vivido en Vallecas, desde la llegada de Raúl Martín Presa al club, los continuos rumores de la continuidad o no de la sección femenina. Todos los años la misma canción. Hubo recortes en los presupuestos, no hubo apoyo, no hubo inversión, no hubo ayuda. El Femenino nunca importó. Desde el club se busca la 'excusa' de la falta de seguimiento por parte de la afición. Se tiene la idea de que el fútbol femenino es seguido 'de boquilla' por muchos y que realmente, cuando se trata de apoyar y seguir al equipo, son muy pocos los que lo hacen.

Más allá de esto, lo grave es que, como siempre. hay deportistas, hay futbolistas, hay personas que sufren las decisiones arbitrarias de quien decide cómo se viaja, qué se come o se cena y qué se hace en cada momento dentro de un colectivo que sigue abandonado a su suerte y que, cuando desaparezca, si finalmente lo hace, será para no volver nunca jamás. Esa es la pérdida que Vallecas tendrá, ese el peaje que la afición del Rayo deberá pagar, ese es el pedazo de su historia que será amputado y que, basado en no sé qué criterios económicos, evitará que el Rayo Femenino siga dando alegrías a sus seguidores.

El Rayo debería apostar por el fútbol femenino sí o sí. El Rayo no debería tratar al femenino como un ente independiente. El Rayo debería cuidar los detalles y defender a capa y espada a su equipo femenino. Todo lo demás es cavar la fosa de la sección que más alegrías ha dado en toda su historia.