Ya nunca sabremos cómo habría sido todo de haberse disputado el Deportivo - Fuenlabrada. Ahora dirán que con la victoria del Elche todo da igual, pero eso no es cierto, porque la incidencia de ese partido podría haber hecho variar el rumbo de otros. Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que, pese a la victoria ante el Racing, el Rayo se queda fuera del play-off.

Jugar un partido en el que sólo te vale la victoria con la cabeza puesta en cuestiones que poco tienen que ver con lo meramente deportivo, no es ni de lejos la mejor manera de hacerlo. Si a eso le sumaos que este Rayo es un despropósito de equipo en faceta defensiva y que cualquier rival, sea el líder o un descendido a Segunda B, es capaz de generarle peligro, poco más se puede añadir.

La primera mitad estuvo dominada por los de Jémez. Esto puede valer casi para cualquier partido disputado por el conjunto franjirrojo. Las ocasiones generadas, varias claras, no fueron aprovechadas. Otra máxima fácilmente aplicable a cualquier encuentro del Rayo. Tanto como que el rival tan solo necesita llegar una vez para marcar. Todo esto sucedió una vez más. El Racing, descendido hace semanas, aguantó las llegadas del Rayo y aprovechó una jugada por banda para centrar un balón al corazón del área y adelantarse en el marcador. Catena estaba fuera de zona, Tito también y con varios jugadores mirando, Siverio encontró una autopista por la que transitar para superar tranquilamente a Dimitrievski.

El Rayo perdía al filo del descanso y de nada servía que por aquel entonces el Oviedo hubiese igualado al Elche. Los vallecanos necesitaban dos goles para al menos dar sentido a su malestar, para realmente sentirse perjudicados de manera directa por todo lo sucedido horas antes. 

Los de  Jémez estaban viviendo en El Sardinero otro de esos horrorosos momentos de una temporada para olvidar y lo único que le quedaba era confiar en la calidad de Trejo o Isi o en el oportunismo de Juan Villar. 

Tras pasar por vestuarios el primer aviso lo daría Andrés Martín, con un gran disparo que pasó junto a la escuadra. El Rayo parecía más conectado, consciente de haber dejado escapar otros 45 minutos, y apenas un minuto más tarde Juan Villar pondría un 'caramelo' en boca de gol para la llegada de Alvaro García. El extremo aprovechó la gran visión de su compañero para igualar el choque y meter a su equipo en la pomada de nuevo.

El Rayo, por momentos, se convirtió en un auténtico torbellino en ataque. Andrés puso a prueba a Lucas Díaz y hasta tres jugadores vieron cómo, un minuto más tarde, el balón se paseaba sin que nadie alcanzara a rematar.

En el 55 Isi inquietó con un duro golpeo desde la frontal al portero local, que veía llegar a los jugadores del Rayo sin que nadie les parase. Andrés remató a bocajarro a metro y medio del portero, que reaccionó bien para salvar a los suyos. El Rayo seguía a la desesperada buscando su gol. Era mejor que el Racing, no solo en calidad futbolística, sino también en intensidad (justo lo que le había faltado en el primer período).

En el minuto 60, mientras el Rayo movía y movía el balón, el VAR avisó al colegiado de una caída de Andrés Martín dentro del área. Tras visionar la jugada, no hubo duda, penalti a favor del Rayo. Lo lanzó Mario Suárez y el Rayo cumplía con su obligación. Quedaba media hora por delante y, con el Elche todavía empatando su duelo ante el Oviedo, los de Jémez se situaban en puesto de play-off.

Otro partido de remontada, otro partido para redondear el resultado, otro partido para sufrir con un equipo que hasta la fecha ha demostrado su incapacidad para cerrar los partidos. ¿Sería esta noche la excepción?

Quedaban veinte minutos por delante y Jémez daba entrada de nuevo al protagonista del penalti ante Las Palmas, un futbolista que salió del Estadio de Vallecas llorando y que volvía a tener una nueva oportunidad. Advíncula volvía a jugar la recta final de un partido sin decidir, y lo hacía en lugar de un jugador ofensivo como Isi. No contento con eso, Jémez retiró a Oscar Valentín para dar entrada a un Saveljich que en su última aparición había mostrado una alarmante falta de conexión con el fútbol del Rayo.

Quedaban diez minutos y el partido parecía bajo control, lo que nunca es sinónimo de tranquilidad cuando se habla del Rayo. El Racing no inquietaba y lo que podía hacer variar su puesto de play-off era un gol del Elche, algo que no tardó en llegar. Pere Milla logró el 2-1 en el minuto 81 del Martínez Valero y el Rayo veía cómo se esfumaban sus opciones de entrar en la ronda definitiva.

Con todo el pescado vendido, los minutos de la basura solo sirvieron para volver a dejar en evidencia este simulacro llamado 'fútbol'. El Rayo logró la victoria, pero llegó demasiado tarde y la temporada se cierra con el equipo fuera de los seis primeros puestos. Adiós a la liga del Covid y seguramente a varios de los protagonistas de un equipo que no ha cumplido ni de lejos el objetivo. Se acabó.