RAYO  2 - RACING  0 

Cuando un futbolista está en estado de gracia todo lo que toca lo convierte en oro. Así está Adrián Embarba, un futbolista que bien pudo haber salido en este mercado de fichajes y que, tras confirmarse su continuidad, ha pasado a convertirse en el jugador que genera gran parte del peligro de un Rayo que tuvo que tirar de todo su repertorio para doblegar al Racing. Para conseguirlo Jémez dejó fuera de la convocatoria a Alvaro y a Catena y metió en el campo a Martín y a Bebé. Los primeros compases de partido dejaban claramente definidos los papeles de ambos contendientes: el Rayo tenía balón, aunque hacía poco con él, y el Racing  no quería ni verlo. El único que ponía algo de salsa al frío ambiente de Vallecas, con la grada silenciada y únicamente dirigida hacia el palco, sería Adrián Embarba. Un centro suyo desde la esquina iba a permitir a Saveljich rematar a gol la primera gran ocasión de un partido que iba a dar un vuelco. Los centrales empezaban su protagonismo.

Si Saveljich rescataba con su gol el papel preponderante de los hombres de cierre de la defensa, lo de Martin da para escribir un capítulo aparte. Dos titularidades y dos expulsiones dan para recapacitar mucho. Lo de hoy fue doble amarilla por faltas por exceso de ímpetu en jugadas intrascendentes en el centro del campo. El chaval se fue desolado y Pozo, que pasa por ser el jugador que más recursos tiene con el balón en los pies, pagó el error de su compañero. Jémez decidió sacrificarle para dar entrada a otro central, Milic, que se estrenaba con la franja. Y para cerrar el capítulo de los centrales en la historia de hoy saltaré hasta la segunda parte, cuando Saveljich salía lesionado y entraba Tito. El Rayo acababa con dos hombres de cierre diferentes a los que habían iniciado el partido.

Pero sigamos con el relato de lo vivido hoy en Vallecas. Mientras la grada seguía acordándose de Martín Presa, Adrián Embarba seguía a lo suyo al estrellar un gran lanzamiento de falta en la cruceta. Lo del extremo es de traca. Regatea, desborda en velocidad, remata, se muestra, corre, lucha, baja a defender y vuelve a la carga.... y el Rayo lo aprovecha al máximo. 

Con la expulsión de Martín en el minuto 29, el partido parecía encaminarse a un destino muy diferente al vivido hasta entonces. Hasta ese momento no habíamos tenido noticias de un Racing que era inferior y que se sentía inferior. Barral era un islote arriba y los cántabros atisbaban que, en superioridad numérica, quizá podían inquietar a Alberto. Pero la alegría les duró apenas cuatro minutos, el tiempo que el colegiado Muñiz Ruiz tardó en mostrar la segunda cartulina amarilla a Nkaka para igualar las fuerzas y dejar todo de nuevo como al principio. Rayo y Racing debían jugar una hora con un hombre menos cada uno.

El VAR, un penalti fallado, gol anulado... segunda parte muy movida.

En la segunda mitad llegaría el protagonismo de los factores externos, que en el fútbol moderno son muy importantes. Primero llegaron las ocasiones de Bebé y Embarba, que arrancaron la segunda parte mostrando el camino al resto del equipo, que seguía su estela para intentar redondear un partido que parecía controlado hasta que el colegiado, tras una caída dentro del área rayista, se dirigió a la pantalla de televisión para señalar un penalti supuestamente cometido por Luna en un balón tonto que se perdía fuera. Penalti contra el Rayo, el sobresalto sería mayúsculo. Pero este Racing no está para aprovechar ni siquiera estas situaciones y Yoda, que había entrado en la segunda mitad lanzó la pena máxima al larguero para regocijo de la hinchada local, que veía peligrar su exigua victoria.

Pasaban los minutos y el Rayo seguía sin cerrar el partido, mientras el Racing, sin mucha convicción seguía asustando a los de Jémez. Sergio Ruiz remataba a gol un centro desde la izquierda, pero su posición adelantada salvaba de nuevo los muebles para un Rayo que esperó la decisión definitiva del VAR, que volvía a ser protagonista, en esta ocasión para ratificar la decisión del colegiado. El Rayo se salvaba otra vez en un partido en el que seguía llevando el mando y en el que Embarba ponía de nuevo a prueba a Luca con un gran disparo desde la frontal que obligó al cancerbero del conjunto cántabro a enviar a córner con una estirada de gran mérito.

En los minutos finales Bebé rozó el gol con un potente disparo que pasó junto al poste, mientras el Racing lo confiaba todo a la heroica de unos minutos finales en los que Luca se aventuró a intentar rematar un córner, permitiendo una contra que sería letal. Ahí apareció de nuevo Bebé para culminar su galopada introduciendo el balón en una portería abandonada a su suerte, esa suerte que no tuvo el Racing, esa suerte que no tuvo Embarba, esa suerte que la encontró quien más la buscó. El Rayo sumó su segunda victoria con el protagonismo de Embarba, los centrales, el VAR, Bebé y, por supuesto, la diosa fortuna, que también juega al fútbol.