El destino de Míchel y el del Rayo Vallecano podrían comenzar a separarse tras el pitido final del partido frente al Fútbol Club Barcelona. Esas son al menos las informaciones que han acompañado al técnico vallecano durante toda la semana previa a la visita al líder de la liga.

Según la gran mayoría de medios que cubren al equipo franjirrojo, una goleada o una derrota con malas sensaciones provocaría el cese del entrenador. Aunque desde la presidencia del club se haya negado la existencia de acuerdo con otro técnico, la sensación que flota en el aire es que el crédito para el 8 de Vallecas se está acabando. Si no es en Barcelona, será en Villarreal.

Y así llega el Rayo a un Camp Nou que tendrá la vista puesta en el trascendental choque de Champions frente al Olympique de Lyon del próximo miércoles. Aunque Valverde ha convocado a todas sus estrellas (Dembelé, Coutinho, Suárez, Umtiti, Jordi Alba, Piqué, Rakitic y, sobre todo, Messi) es probable que de descanso a algunos y que en el once se cuele algún no habitual. Lenglet, sancionado, y Boateng, descartado, son las únicas bajas notables en los culés.

Por su parte, Míchel ha dejado en Madrid a los jugadores con los que no viene contando en el último tramo de la temporada (Akieme, Javi Guerra, Medrán, Catena, Uche Agbo...) incluyendo a Kakutá tras su feo gesto a la grada en el último partido en Vallecas.

La derrota contra el Girona dejó además la baja obligada de Ba por expulsión. Con toda probabilidad, el míster vallecano volverá a la defensa de 5 con dos carrileros. Dimitrievski, Alex Moreno, Amat, Gálvez, Velázquez, Advíncula, Santi Comesaña, Mario Suárez, Embarba, Trejo y Raúl de Tomás será el 11 más probable.

El Rayo Vallecano no puntúa frente al FC Barcelona desde el 7 de diciembre de 2002 en el que ganó por 1-0 en el estadio de Vallecas con gol de Azkoitia. La última vez que los vallecanos sacaron algo positivo de su visita al recinto culé fue el 9 de septiembre de 2001 en un empate a 1 siendo Arteaga el goleador rayista. Y la última victoria franjirroja en el Camp Nou fue poco antes: el 6 de mayo de 2000 con doblete de Bolo. En esa plantilla, Míchel era suplente en un centro del campo formado por Cembranos, Hélder, Pablo Sanz y Poschner a las órdenes de Juande Ramos.

Desde entonces hasta la fecha se acumulan las goleadas en contra por lo que Míchel y los suyos afrontan una misión (casi) imposible.