RAYO 0 - GIRONA 2

Los horarios son una ruina, los viernes y los lunes deben desaparecer del panorama futbolístico español. La afición del Rayo así quiso reivindicarlo dejando las gradas semivacías, o semillenas, durante los primeros cinco minutos del partido ante el Girona. El Rayo se jugaba mucho en el duelo ante los catalanes, se jugaba su prestigio como equipo de Primera División, se jugaba no desengancharse de opciones cercanas de salir del descenso, se jugaba su credibilidad futbolística. Se jugaba mucho, muchísimo, pero le costó meterse en el duelo.

Míchel había introducido cambios en la alineación y en el diseño del equipo. Volvió a confiar en Advíncula y en su defensa de cuatro, la misma con la que naufragó en el arranque liguero. Puso a Mario Suárez en el doble pivote junto a Comesaña y dio 'carrete' a Alvaro para acompañar a Trejo, Embarba y De Tomás.

Quiso dominar el balón desde el principio el Rayo. La defensa de cuatro le permitía tener más presencia por el centro y también acumular más hombres en zona de ataque. El primer centro de Adrián Embarba desde la derecha y un posterior intento de RDT serían los primeros acercamientos ante un Girona que presionaba arriba y cerraba bien, pero que sobre todo sabía lo que tenía que hacer. La velocidad tras recuperación era el arma a utilizar y así llegaría la primera ruptura por banda de Pere Pons y posterior remate de Portu completamente desmarcado. El Girona mandaba al limbo su primera llegada y tampoco tendría fortuna en la segunda. Stuani, con un violento disparo, estrelló el balón contra el larguero de la portería de Dimitrievski. En la tercera sería el cancerbero macedonio el que frustraría las intenciones del Girona volando junto al palo para despejar un gran lanzamiento de falta desde la frontal.

El conjunto de Eusebio merecía el gol y en un saque de esquina, barullo en el área y remate de Stuani a bocajarro finalmente lograría su objetivo. Se cumplía media hora de choque y de nuevo el Rayo iba por debajo en el marcador y tenía que remar contracorriente. Con el juego nivelado, una pérdida de Comesaña permitía una fulgurante contra que Stuani estrellaba en el poste de la portería de Dimitrievski. El Rayo se salvaba del segundo y el desánimo parecía caer sobre Vallecas. Los jugadores estaban 'blandos' y el Girona, con espacios y demostrando su calidad en el toque del balón, empezaba a sentirse mucho más cómodo.

RDT provocó una falta que terminó ejecutando él para lucimiento de Iraizoz que despejaba a córner. Eran los últimos coletazos de una primera mitad en la que el partido no tuvo continuidad en el juego y se redujo a las llegadas peligrosas del Girona y al intento de dominio insulso del Rayo.

Kakuta regresó, Abdoulaye fue expulsado y Stuani redondeó su noche

A los cinco minutos de la reanudación se produciría un hecho reseñable y muy importante. Primero porque Michel retiraba del terreno de juego a Trejo y, además, porque el elegido para sustituirle sería el "rebelde" Kakuta. Con este movimiento se producían dos situaciones relevantes, Trejo fuera a las primeras de cambio, con lo que eso supone, y Kakuta de nuevo al campo y ganando la partida al técnico y a todos, es decir, jugando por dentro.

El primer acercamiento rayista en el segundo tiempo tendría a Mario Suárez como protagonista. Tras una gran acción colectiva en la izquierda, el mediocentro se plantaba ante Iraizoz y en su intento de batirle por bajo se encontraría con el oportuno pie del cancerbero que frustró su intento. Embarba lo tendría instantes después pero no acertó tampoco en el remate final y, cuando el Rayo se venía arriba, se metía en el partido y quería cambiar el rumbo de los acontecimientos Abdoulaye Ba dejaría a los suyos en desventaja. La tarjeta roja directa a falta de media hora podía ser una losa demasiado pesada para un equipo tocado en lo anímico y muy alejado de la continuidad que permite la confianza de los resultados.

Alcalá obligó a Dimitrievski a salvar de nuevo los muebles, dejando vivo el partido para los vallecanos. El Rayo debía jugar con fuego y tenía que evitar quemarse en el intento. No quedaba otra. Velázquez entraba para suplir a Mario Suárez y recomponer la última línea y el equipo lo siguió intentando por el centro y por los costados. Un disparo lejano de Alvaro, que se le escapó de las manos a Iraizoz, puso el corazón en un puño a la grada.

El Rayo veía cómo se escapaba un nuevo partido de Vallecas y en su intento por salvar un punto se encontraba con un nuevo varapalo. Un centro desde la derecha en una jugada rápida permitía a Stuani rematar de cabeza a placer en el segundo palo para cerrar el choque y mostrar el camino del descenso a los franjirrojos. El Rayo no mejora.