Esta noche hemos vivido la gran alegría de la victoria del Rayo ante el Levante, pero también uno de los momentos más feos de los últimos tiempos en Vallecas. Míchel decidió que el capitán Oscar Trejo fuera suplente y, tras su ausencia en el Bernabéu por exigencias de contrato, Raúl de Tomás volviera a ser el delantero centro titular del equipo. Hasta ahí todo normal. El partido transcurrió dentro de los cauces normales de un choque de alta tensión, con mucho en juego para un Rayo que se jugaba otra vez la vida y que quería cerrar el 2018 con una victoria que le dejara más cerca de los puestos de salvación. De Tomás marcó el 2-1 en el minuto 67 y Míchel dio entrada a Oscar Trejo en el 69 para reemplazar a Adrián Embarba.

Nada hacía presagiar lo que viviríamos minutos más tarde. En una acción de inteligencia perseverancia, Oscar Trejo robó un balón a un defensa del Levante, superó a otro y encaró a Oier, con Raúl de Tomás en la frontal del área pequeña preparado para anotar el tercero y cerrar el partido de manera definitiva. El argentino decidió disparar directamente estrellando el balón en el cuerpo del cancerbero levantinista. De Tomás no daba crédito y empezó recriminar a su compañero que no le hubiera enviado el balón. Trejo, que ya volvía a su zona para defender la siguiente acción, se dio media vuelta se dirigió al delantero y, para sorpresa de todos, se encararon de manera tan agresiva que pareció por un momento que llegarían incluso a pelearse. Algunos compañeros acudieron a separarles, para poner algo de sosiego a una fea imagen que según Míchel "no refleja la realidad del vestuario del Rayo".

Cuando De Tomás fue sustituido, Trejo aplaudió a su compañero poniendo algo de normalidad a una situación poco común sobre un terreno de juego y que, según desveló también Míchel minutos más tarde, ya habían arreglado en el campo y terminaron de solucionarlo dentro del vestuario.