La sorpresa se conocía media hora antes del pitido inicial cuando se desveló el once alineado por Míchel: Raúl de Tomás iba al banquillo y el Rayo jugaba con dos puntas (Embarba y Álvaro García) con mucha movilidad arriba y rombo en el centro del campo con Santi Comesaña de stopper, Trejo e Ímbula de interiores y Pozo como enganche. Cuatro jugones con mucho fútbol en las botas y con versatilidad para intercambiar posiciones. Un dibujo inédito en esta temporada. Un Rayo Vallecano diferente.

 

Con ese dibujo salieron los franjirrojos a intentar discutirle la posesión en el mediocentro al Betis de Quique Setién y a la vez intentar salir rápido a la contra si hiciese falta. Los primeros 15 minutos del partido transcurrieron en ese sentido sin un claro dominador del juego y con dos equipos gustando del toque de balón, pero sin generar excesivo peligro en las áreas. 

 

Canales le metía vértigo al ataque verdiblanco y Álvaro García al franjirrojo. Pau López y Dimitrievski tenían lugares privilegiados para presenciar un partido que hasta el ecuador de la primera mitad parecía que se jugase sin porterías. Fue la velocidad de Álvaro García en una contra quién recordó a los futbolistas que esto va de meter la pelota entre los tres palos. Y de paso Pau le recordó al Rayo que la misión del gol iba a ser imposible. Los dos equipos se difuminaron poco a poco en la pelea por el centro del campo: el Betis cayendo una y otra vez en fuera de juego y el Rayo Vallecano probándolo desde lejos sin demasiada fortuna.

 

Hubo que esperar hasta el minuto 40 para ver la primera ocasión clara para los de Heliópolis en una falta lateral que Sidnei cabeceó alto con Dimitrievski ya batido. La ocasión espoleó al Betis que empezó a rondar el gol con un Canales excepcional. Fueron 5 minutos en los que el Rayo sufrió para preservar un 0-0 al descanso que se puede atribuir al desacierto ofensivo verdiblanco y a la providencial labor defensiva rayista.

 

El inicio de la segunda parte poco tuvo que ver con la primera. Las imprecisiones en ambos bandos favorecían clarísimas ocasiones para abrir el marcador. El milagro fue que Loren por los locales o Embarba y Álvaro García por los visitantes no embocaran.

 

No iba a fallar Lo Celso desde los 11 metros en un penalti inocente cometido por Amat y que se señaló tras la revisión del VAR. Con media hora por delante, Míchel recurrió a De Tomás y Medrán para buscar oxígeno en el medio y efectividad arriba. En el 70 a punto estuvo de mandar a la jaula un cabezazo que Pau mandó a córner junto a la base del poste.

 

Esa ambición por lograr el empate fue un espejismo y más cuando Sidnei, en jugada individual, traspasaba líneas como cuchillo en la mantequilla para batir a Dimitrievski por bajo tras permitirse una filigrana en área rayista impropia en un lateral. 2-0 en apenas 10 minutos que provocaron las habituales cabezas bajas de la temporada. Un Rayo diferente en muchos minutos de partido pero que cosechó el mismo resultado de siempre.