Llegaban bilbaínos y vallecanos con la necesidad de sumar a un partido que, como suele suceder en estos casos, no dejó satisfecho a ninguno de los dos equipos. Al menos en lo que a los puntos se refiere, porque el empate no les saca de la zona caliente de la tabla.

Pero al menos Míchel ya tiene un punto de partida desde el que crecer, porque el Rayo Vallecano jugó los mejores 45 minutos de las 9 jornadas que ya van disputadas.

No salió especulando el Rayo, que se lanzó desde los primeros minutos hacia la puerta de Herrerín. El dominio y las ocasiones eran de los vallecanos con llegadas de Kakuta, Embarba, Raúl de Tomás y un inocente disparo de Álex Moreno. Todos los acercamientos acabaron en las manos del portero del Athletic.

Nada pudo hacer sin embargo el guardameta cuando RdT enganchaba un balón lejano abriendo el marcador. Era el justo premio a unos minutos de dominio del balón, buen juego e intensidad. Pero por segunda vez en lo que va de Liga el delantero metió y celebró el gol para nada, porque de nuevo el VAR se lo anuló por una supuesta mano que nadie en la hinchada rayista llegó a entender. Tocaba volver a empezar. Pero lejos de deprimirse, el Rayo se fue todavía con más ansia a buscar el gol. Raúl de Tomás las tuvo de todos los colores, pero o no encontraba portería, o no llegaba por muy poco o se topaba con Herrerín.

Eran los mejores minutos del Rayo en toda la liga. Y por fin llegó el gol. Pozo sacaba un zapatazo desde la frontal para hacer justicia en el marcador. Con el 1-0 el Rayo siguió dominando hasta el 35 de la primera mitad, cuando el Bilbao hizo acto de presencia en el partido. Sin demasiado peligro, eso sí, buscando el punto débil rayista: los balones laterales.

Estuvo a punto de mandar el balón a la red el Rayo por tercera vez en el último minuto del descanso en un córner botado por Embarba que fue peinado en el primer palo por Santi Comesaña y que Alejandro Gálvez estuvo a punto de empujar

Lo intentó el Athletic en los primeros minutos de la segunda parte. Todo lo que no hizo en los primeros 45 minutos lo hizo en los primeros 10 del segundo acto. Alberto sacaba un cabezazo de Raúl García en la línea de gol, posteriormente su intento de chilena se fue muy desviado y en la tercera ocasión seguida volvió a toparse con las manos del meta franjirrojo que sacaba el gol cuando ya se cantaba en la grada visitante.

El Rayo renunció al balón en ese cuarto de hora y lo fio todo a la seriedad defensiva y a cazar una contra, misión por la que entró al césped Álvaro García en sustitución de Kakuta. Pero Muniain puso fin a la tranquilidad rayista en un balón dividido en el área que golpeó tumbado desde el suelo después de que Raúl García lo hubiera mandado al palo. 1-1 con 25 minutos por jugarse y las dudas que volvían a asomarse por Vallecas

Empezó entonces el intercambio de golpes del que Míchel había hablado en la previa reconociendo que siempre perdían el duelo. Fueron incontables los balones que se pasearon por las áreas local y visitante sin encontrar rematador. Todo ello mientras el enfado del rayismo iba creciendo en torno a las decisiones arbitrales por el sentido único de las faltas pitadas.

Los dos equipos se habían vaciado físicamente y pagaban el esfuerzo de jugar su segundo partido en tres días. Los 5 últimos minutos fueron de garra, de pelea, de lucha por encontrar el gol por la vía directa. Después de que cada equipo dominara una parte, el empate era lo más justo. Un punto que no le sirve a ninguno de los dos. Aunque Míchel, el Rayo y su afición ahora ya tienen 45 minutos para soñar.