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RAYO 2 - ZARAGOZA 1. Crónica

El mejor equipo de la categoría

Gran victoria del Rayo con dos golazos de Raúl de Tomás y Oscar Trejo ante un Zaragoza que se hizo pequeño en la segunda mitad

Escrito por Domingo, 15 Abril 2018

    El Rayo derrotó al Zaragoza (2-1) tras una gran segunda mitad en la que fue superior al conjunto maño y en la que anotó dos golazos a cargo de Raúl de Tomás y Trejo. Importante victoria en la lucha por el ascenso a Primera.

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (2): Alberto (A), Baiano (Velázquez, minuto 73), Dorado, Abdoulaye (A), Alex Moreno, Unai (Cerro, minuto 82), Fran Beltrán, Comesaña (Bebé, minuto 60), Embarba, Trejo (A= y Raúl de Tomás.

    R. Zaragoza (1): Cristian Alvarez, Benito, Grippo (Perone, minuto 25), Pombo, Borja Iglesias, Javi Ros (Febas, minuto 77), Eguaras (Papunashvili, minuto 69), Lasure, Zapater, Mikel y Guti.

    Arbitro: Figueroa Vázquez.

    Goles:1-0. Minuto 62. De Tomás; 2-0. Minuto 67. Trejo; 2-1. Minuto 89. Papunashvili. 


    Pasan las jornadas, pasan los equipos, pasan los entrenadores por la sala de prensa y semana a semana se sigue escuchando la misma canción: "Nos hemos enfrentado al mejor equipo de la categoría". Después se amplían los razonamientos con "jugadores top", "equipo que con balón es muy rápido", que "presiona muy bien"... El Rayo sigue sumando y sigue encabezando la clasificación de Segunda y lo hace cuando las cosas se ponen feas, como en la primera mitad de hoy ante el Zaragoza, pero sobre todo cuando decide cambiar el rumbo de los acontecimientos, juega a otra cosa, y decide dar la razón a los que semana a semana le catalogan como el mejor equipo de la categoría.

    La visita del Zaragoza tenía pinta de ser uno de esos partidos que permiten dar un salto de calidad en la competición. Un rival directo que, con una racha espectacular, enmendaba su mala primera vuelta para llegar a Vallecas como equipo de pleno derecho de play-off y con aspiraciones de pelear el premio gordo del ascenso directo. Los maños, a los que la prensa local les había hecho el "trabajo sucio" de enmarañar el partido enfocándolo en el colegiado, quisieron meter presión desde el principio y lo hicieron obligando al Rayo a presionar fuera de zona y con desorden, justo lo que menos le gusta a Míchel.

    La primera mitad fue igualada, el Zaragoza mostraba que podía inquietar en algún desplazamiento largo para sorpresa de los centrales, pero poco más, y el Rayo lo intentaba con discontinuas acciones de ataque. El partido no se jugaba en la zona que le gusta al Rayo, el balón no se movía de lado a lado como le gusta al Rayo y el resultado no era otro que un empate sin goles que parecía mejor para los visitantes que para los locales. Míchel le explicaba a De Tomás que su juego no era el de correr por correr, veía cómo Embarba intentaba hacer la guerra por su cuenta y observaba con desesperación cómo Trejo trabajaba entre líneas sin premio a su desgaste.

    En el segundo período todo cambió de repente. El Rayo modificó claramente su patrón de juego, empezó a mover el balón, a obligar al Zaragoza a perseguir sombras y poco a poco llevó el partido a su terreno. El conjunto franjirrojo dominaba a placer a un rival que pareció empequeñecer por momentos y que terminó vulgarizándose hasta el sonrojamiento. Este cambio de rol se intensificaría cuando De Tomás se sacó de la chistera un 'chicharro' de los que se aplauden durante cinco minutos y después se comenta durante otros cinco. Pero en esta ocasión no hubo lugar para tanto regocijo puesto que Trejo reivindicó su porción del pastel con un remate de calidad buscando la escuadra que prolongaría la ovación anterior.

    El conjunto vallecano vencía por 2-0 y era superior al Zaragoza. Unai seguía destacando en el centro, gran partido del vasco correspondido con una gran despedida en su sustitución, y el Rayo se gustaba con la incorporación de un Bebé que fue vertical, incisivo y veloz, aunque tan impreciso en el remate como de costumbre. Con este panorama el conjunto aragonés se tambaleó y pareció sentir que se le caía el cielo de Vallecas sobre sus cabezas, aunque sacaron el orgullo suficiente para acercarse un par de veces a zona de ataque. Una de ellas finalizó con un inesperado gol, fruto de un grave error de Alberto que, quizá por inactividad durante los noventa minutos, se comió un balón que en otras circunstancias le hubiera señalado con dedo acusador.

    El pitido final coincidió con una gran explosión de alegría de todos, plantilla, cuerpo técnico, afición y todos los presentes por bando local sintieron el alivio del que supera una prueba que supone mucho más que una simple victoria. Derrotar al Zaragoza, hacerlo con solvencia y seguir en lo alto de la tabla, le sienta muy bien al "mejor equipo de la categoría".

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