El Rayo Vallecano sigue sin encontrar la continuidad necesaria para dar el ansiado salto de calidad que le permita dar un golpe encima de la mesa. El partido de hoy ante el Numancia volvió a ser un nuevo ejemplo de lo que está sucediendo esta temporada, partido a partido, pasito a pasito. El conjunto de Míchel jugó muchos minutos en superioridad de dominio, mantuvo el balón, propuso más que su rival, pero se olvidó de pisar el área del conjunto numantino. Míchel optó por escorar a De Tomás en banda izquierda para aliarse con Alex Moreno y con Santi Comesaña, que se volcó a ese costado para buscar superioridad por fuera. El gallego, con mucha más libertad de movimientos sería un calco de Unai López, que hizo lo propio por la derecha con Adri Embarba y con Baiano. La apuesta del técnico sería mucho más efectiva por la izquierda que por la derecha. Por el costado zurdo llegaron los acercamientos más peligrosos de un Rayo que en la primera mitad se mostró superior al Numancia, pero que no supo imponer su dominio.

Tras el descanso, los vallecanos empezaron algo más temerosos y dieron la impresión de aguantar lo que tenían a riesgo de perder un botín que se antoja más que escaso para sus opciones de ascenso directo. Máxime sabiendo que el Huesca había ganado ayer remontando en Lorca y jornada a jornada, pasito a pasito, sigue metiendo tierra de por medio con el resto de aspirantes. Los vallecanos se vieron dominados por un Numancia que pudo haberse adelantado si Guillermo no hubiera estado lento en su reacción a la hora de encarar en solitario a un Alberto que le obligó a irse a un lado, permitiendo la llegada de Dorado para salvar el 1-0.

El Rayo, sin sufrir en exceso, sí tenía algo más de vértigo en un partido que por momentos se volvió loco. Adrián Embarba pudo volcar el partido de lado vallecano tras una excepcional jugada individual desbaratada por la gran intervención de Aitor Fernández, que le tapó abajo, salvando además el siguiente remate de Oscar Trejo tras el rechazo. El Rayo veía que tenía opciones, pero que también podía sufrir.

Los franjirrojos volvieron a manejar el balón en el tramo final del partido, pero también se vio obligado a guardar la ropa ante los intentos de un Numancia que también quiso dar un toque de atención a un Rayo que, pasito a pasito, se aleja del líder (tres jornadas sin ganar con dos empates y una derrota son resultados pobres para un aspirante a todo).