La afición del Rayo volvió a llevarse un nuevo revés en su sufrido camino por la Segunda División. Los seguidores vallecanos, que desde primera hora de la mañana pusieron color y sonido a las tranquilas calles de la capital oscense, vieron nuevamente como su equipo caía derrotado, rompiendo la buena racha de partidos sin perder que les había hecho soñar con llegar al tramo final de la competición sin tanto sufrimiento. Tocará seguir esperando.
Su comportamiento, una vez más, excepcional, conviviendo en las horas previas al choque con total naturalidad y cordialidad con la afición local que, pese a lo que está consiguiendo su equipo, no transmite el ambiente de euforia, alegría o locura que se suele ver en otros lugares. Huesca es diferente en ese sentido.
Los del Rayo, fieles a su estilo, animaron durante los noventa minutos del choque y pese a ir perdiendo no dejaron de insuflar su aliento a un equipo que se dejó el alma en cada balón, siendo superior al Huesca línea por línea. Además, y cumpliendo con el sello de esta afición, una vez concluido el encuentro, despidieron a los suyos con aplausos y más ánimos. La afición del Rayo es única y tanto Míchel como los jugadores no se cansan de alabarla, aplaudirla y agradecerle el constante apoyo, pese a las dificultades. Próxima estación de visitante: Alcorcón. (ya se prepara otra fiesta al 'estilo Vallecas').