Opinión. Rubén Baraja tiene mucho trabajo por delante y no me refiero únicamente a cómo plantear un partido o dónde situar a este o aquel jugador, no, voy más allá. Su principal reto es, más que ganar partidos, obvio, unir a todo el rayismo para conseguir que las cosas empiecen a normalizarse, sin vicios del pasado, sin 'resquemores' varios, sin heridas abiertas. El primer lugar donde tendrá que trabajar es en lo más cercano, el vestuario. Por ahí, me cuentan algunos de dentro y otros pocos de fuera, hay varias líneas de actuación. Por un lado, los de 'aquel', que le deben cosas al que se fue para no volver. Por otro lado, los de 'este', que le deben cosas al que se ha tenido que ir, seguramente para no volver. Ahí hay tela que cortar, kilómetros y kilómetros. Además están los que no le quieren deber nada a nadie y solo piensan en sus propios intereses. En este galimatías que se ha convertido el Rayo Vallecano desde la marcha de Jémez y la llegada de Sandoval y ahora tras la marcha de Sandoval y la llegada de Baraja, hay muchos intereses creados. Hay quien quiere jugar y hacerlo como a él o ellos les gusta; hay quien quiere jugar, que ya es bastante, y hay quien no entiende que alguno siga jugando. Casi nada.

Baraja ha llegado con un discurso de no mirar atrás, de pensar solo en el futuro y de no valorar, ni juzgar, la etapa anterior. Me vale. El problema es que la situación del vestuario no invita a creer que un 'borrón y cuenta nueva' sea posible a corto plazo. Quizá varias victorias, ver al equipo arriba, y creer en el ascenso pudieran ser capaces de rebajar ciertas tensiones, pero eso es algo que está por ver. Se han dicho y oído demasiadas cosas como para pensar que un discurso tan primario vaya a conseguir el milagro de hacer congeniar a estos y aquellos. Si Baraja lo consigue será un genio y, desde ya, pido su renovación independientemente de conseguir o no un ascenso que, a día de hoy, veo lejano y no por puntos, sino por otras cuestiones.

Aparte de ese trabajo, Baraja tendrá que lidiar con los aficionados, que ya no aguantarán ni una más. Eso sí que es lógico, después de lo vivido en este arranque de temporada. Aquí ya no se perdonarán movimientos sospechosos, ni carreras sin intensidad, ni desganas... en Vallecas se pide buen juego, pero por encima de todo se exige compromiso y fidelidad. Con eso, más de la mitad del trabajo está hecho. Por ahí Baraja parece que llega bien aconsejado. Pide un "equipo correoso, intenso y que le transmita a la grada. Esto es lo mínimo que podemos exigir", decía. Así de simple, que los jugadores se dejen todo por ese escudo y esa camiseta, que no piensen en otra cosa que en correr por y para la franja, ¿fácil, verdad? Creo que eso es algo que puede entender cualquiera.

Una vez conseguido un alto grado de compromiso y cohesión, llegamos al otro escalón del trabajo de Baraja, el futbolístico. El técnico no ha dicho si le gusta jugar con mucho balón, sin balón, presionando o al contragolpe, si quiere ser protagonista o dejar de serlo. Habla de "varios registros", lo que intuyo como un atacar pero que no me hagan daño, es decir, el típico 'nadar y guardar la ropa' de nuestro extenso refranero. De Elche me llegan buenas y malas versiones, porque para esto, como para todo en la vida, los gustos, las afinidades y los 'cómo te van las cosas' son fuentes de inspiración de los que opinan sobre alguien. Ahí me encuentro con un empate técnico que me devuelve a la realidad. El éxito final dependerá, como siempre, de la actitud de todos y no solo de la de esa persona.

Confío en un Planes que ha transmitido buenas sensaciones desde el primer día, por su seriedad y por saber explicar cómo son las cosas o, cuando menos, cómo las ve él. Si Baraja ha sido su primera y única apuesta, por extensión, confío en Baraja pese a su corto bagaje de banquillo. Quizá su experiencia de años y años en el vestuario de grandes equipos como el Atlético de Madrid y principalmente el Valencia, sirva para saber 'torear' los contratiempos que seguramente se encontrará en el camino hacia un éxito que buscará y que querrá conseguir a toda costa. "Hay momentos en la vida en los que te pasan por delante equipos para poder entrenar que te gustan, o que le dan sentido a lo que quieres hacer, y el Rayo Vallecano para mí es una gran oportunidad". Ya me vale, como principio no está mal. Joven, con ganas, sin vicios, con frescura... si, además, es capaz de solucionar todo lo anterior, estaremos ante un entrenador con futuro en Vallecas. De lo contrario, que se preparen en Socuéllamos, Amorebieta o Guetxo, que pronto nos tendrán por allí.