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RAYO VALLECANO 0 - UCAM 1. Crónica

Crédito agotado

El Rayo perdió en el descuento dejando atrás sus buenos resultados en Vallecas

Escrito por Sábado, 05 Noviembre 2016

    Se acabaron las excusas y las justificaciones, los culpables y los inocentes, los veteranos y los jóvenes. Este Rayo no carbura, sigue sin jugar a nada y ha terminado por agotar la paciencia de su afición.

     RAYO VALLECANO 0 - UCAM MURCIA 1 (Imaz)

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (0): Gazzaniga, Rat (A), Zé Castro, Galán, Fran Beltrán, Zuculini (Piti, minuto 85), Ebert (Comesaña, minuto 79) (A), Mojica, Lass (Alex Moreno, minuto 71), Javi Guerra y Manucho.

    UCAM Murcia (1): Fernando, Albizua Góngora, Fran Pérez, Tekio, Sergio Mora, Vicente (Basha, minuto 72), Kitoko (Nono, minuto 91), Collantes (Imaz, minuto 60), Tito y Juanma.

    Arbitro: Pérez Montero.

    Goles: 0-1. Minuto 94. Imaz.

    El Rayo Vallecano agotó todo su crédito ante el UCAM Murcia y no lo hizo en el descuento, cuando terminó perdiendo, sino durante los noventa minutos anteriores en los que siguió sin mejorar su fútbol y en los que confirmó lo que ha venido anunciando desde un inicio de temporada en el que, salvo tranquilidad y estabilidad, ha tenido casi de todo.

    Para empezar por el principio, el equipo de hoy se voy obligado a cambiar de dibujo. Las lesiones de Dorado e Iñiguez, sumadas a la sanción de Amaya por acumulación de tarjetas, obligaron a Sandoval a improvisar ante uno de los equipos más vulnerables de la categoría. La defensa, formada por Galán, Zé Castro y Rat, apoyados por Mojica en una banda y Lass en la otra, no aportó mayor poder ofensivo al equipo, que siguió adoleciendo de constancia y de dominio de la situación. La decisión de dejar fuera a Trashorras, que evidentemente aporta calidad y experiencia al centro del campo, tampoco ayudó a tener más balón, mientras que la escasa aportación de Ebert o Guerra y la habitual falta de puntería de Manucho, hicieron el resto.

    Con este maremágnum, el técnico intentó 'salvar su cabeza' apoyado en el trabajo de los jóvenes Beltrán y Zuculini, que tampoco pudieron hacer cambiar el rumbo de un equipo con encefalograma plano. Además, el estado del terreno de juego, que no ayudaba mucho por la incesante lluvia caída durante toda la jornada en Vallecas, vino a sumarse a los condicionantes de un partido en el que el UCAM se encontró cómodo defendiendo, alegre cuando le tocó aprovechar las debilidades del Rayo y feliz, cuando en el tiempo añadido se encontró con un golazo que les entregaba en bandeja tres puntos soñados y conseguidos solo por no perder la fe. La desesperación local fue absoluta, aunque lo que había ido pasando a lo largo del choque parecía premonitorio.

    Los silbidos a Gazzaniga en cada error en un saque o al tardar más de la cuenta en poner el balón en juego, aderezados con la bronca a Ebert cuando en su sustitución y con el marcador en empate se dio un paseo hasta la banda, serían la antesala de un final con derrota que llevó a la afición a mostrar su enfado. Pese a todo hubo paciencia, mucha paciencia, con lo que ofreció el equipo ante el UCAM, que fue entre poco y nada. Algún tímido intento en la primera mitad, un remate al poste de Manucho en la mejor ocasión del partido, varias carreras sin nada que aportar de Lass y Mojica y la habitual brega de Fran Beltrán en el centro del campo, fue todo lo que aportó a la lluviosa tarde de Vallecas un Rayo descabezado y sin rumbo.

    El inicio del partido había tenido el habitual efecto efervescente del conjunto vallecano, con llegadas pero sin remates y sin generar todo el peligro que hubiera sido necesario para inquietar a un rival que llegaba necesitado y se marcha fortalecido. Tras los primeros minutos de dominio local, el UCAM se quitó de encima los nervios y la presión y se permitió el lujo de tutear y, por momentos superar, a uno de los supuestos 'gallitos' de la categoría. Los murcianos se hicieron fuertes con el balón en los pies, gozaron de varias ocasiones saldadas con remates ajustados al poste o con alguna buena mano de Gazzaniga, y empezaron a creer que ganar en Vallecas no era solo un sueño.

    En la segunda mitad, el Rayo se desordenó más todavía y conforme fue creciendo su ansiedad empezó a debilitarse. Ebert había desaparecido, Lass y Javi Guerra también, nadie mandaba y todos querían arreglar el desaguisado sin saber cómo hacerlo. Sandoval tiró entonces de Alex Moreno, Comesaña y, apenas cinco minutos, de Piti, pero su entrada tampoco consiguió que el equipo despertara con criterio. En el caos apareció Imaz que, en el descuento, decidió que la escuadra de la portería de Gazzaniga era el mejor lugar para finiquitar al Rayo y para poner a su entrenador contra la pared. El golazo de los murcianos despertó de su letargo a la afición franjirroja y elevó a la máxima expresión la alegría de un equipo humilde, que encontró el premio a su entrega y su fe, que le llevó a acabar el duelo en el área de un Rayo que ya no sabe dónde mirar. Los de arriba se alejan, los de abajo achuchan, y en la banda y en el palco no encuentran las soluciones que les permita hacer felices a una afición que tuvo aguante, pero que ya no aguanta más.

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