El Rayo Vallecano se olvidó del fútbol, de la combinación, del toque, se olvidó de ser un equipo de Primera en Segunda y de hacer felices a los suyos a través del "cómo", para hacerlo desde el "por qué". El Rayo logró derrotar al Girona, que era el objetivo principal de un Sandoval que en la previa vio peligrar su puesto, no tanto por el resultado, sino por cómo jugaba el equipo. De momento, la plantilla saca la cara por su entrenador y, pese a no realizar el fútbol que todos esperan en Vallecas, al menos sumó tres puntos que templan los nervios. El duelo ante uno de los eternos aspirantes al ascenso a la máxima categoría no fue vistoso ni divertido, más bien se transformó en un partido de brega en el que ni unos ni otros se encontraron cómodos.

Sandoval, renunciando absolutamente al juego combinativo, dejó fuera a Trashorras y confió la sala de máquinas a la pareja formada por Fran Beltrán y Cristaldo. El trabajo oscuro de uno y la verticalidad y frescura del otro fueron de lo más destacado del equipo franjirrojo, que confió en la velocidad de Alex Moreno para reventar el choque y ponerlo donde más le interesaba. El primer período estuvo marcado por las imprecisiones, por el quiero y no puedo de Lass, por los envíos largos de Gazzaniga a la cabeza de Manucho y por los intentos de un Ebert que, pese a su constante pelea, está lejos de ser el jugador resolutivo y determinante en zonas de ataque que todos esperan. Además, el técnico también dejó fuera a Rat, evitando de esta manera que el equipo se volcara hacia su lado, como se cansó de repetir tras el empate 'in extremis' sumando ante el Numancia hace apenas una semana.

Sin el toque de Trashorras en el medio, sin Rat para iniciar las jugadas desde atrás y con Lass recibiendo envíos que no terminaban de dejarle en ventaja, el Rayo se quedó en un esquema de equipo poco vistoso y poco resolutivo. El Girona por su parte, que pasa por ser uno de los equipos que mejor fútbol practican en la categoría, iría creciendo y, durante buena parte del primer período, se adueñó del balón, jugó bien, pero se perdió en la maraña defensiva de los locales, que impidieron a los dos ex rayistas del Girona (Longo y Borja García), crear peligro sobre la portería de Gazzaniga, que volvió a ser titular y que hoy se mostró más seguro que hace siete días ante el Numancia.

En la segunda mitad, una jugada personal de Alex Moreno, uno de los grandes destacados en la tímida reacción franjirroja, permitió a Manucho marcar el 1-0 y llevar el partido a un escenario ideal para la velocidad de los extremos franjirrojos. Además, la entrada de Comesaña y el cambio de posición de Cristaldo, que realizó un buen partido, sirvieron para que el Rayo intimidara un poco más y provocara algo de inestabilidad ofensiva a un Girona que tuvo que dar dos pasos al frente para reconducir la situación y que no supo cómo hacerlo, justo cuando más necesitaba de su fútbol. Con el marcador a favor, los de Sandoval aprovecharon para convertirse en un auténtico bloque defensivo, que únicamente se descomponía con las rápidas contras montadas por Alex Moreno. La posterior entrada de Trashorras, junto a la de Zuculini, recomponiendo el centro del campo, no tuvo la incidencia en el partido que esperaba el técnico vallecano, pero al menos desestabilizó lo suficiente como para llevar el duelo a unos instantes finales en los que el Girona quiso acercarse a la portería de Gazzaniga, pero se limitó a intentar sacar provecho de balones divididos buscando el error de la zaga, que hoy no se produjo.

El Rayo salva los muebles, con más practicidad que virtuosismo, y consigue aliviar la comprometida situación de su técnico.