Que las tandas de penalti son una lotería, es una de las máximas del fútbol, el mismo que dice que el que perdona lo termina pagando, que no hay enemigo pequeño y otros muchas verdades que, por mil veces dichas o escuchadas, ni son ciertas ni falsas, simplemente existen. Pues bien, esa lotería a la que aludíamos le fue esquiva a un Rayo Vallecano que se condenó a la misma por sus propios errores, los defensivos, que permitieron al Nástic adelantarse en el marcador, pero sobre todo los ofensivos, con los que el conjunto vallecano se vio abocado a una prórroga y una tanda 'de lotería' que por méritos propios debería haber evitado mucho antes. Lo tuvo en sus botas Miku en el último suspiro, pero de nuevo un penalti volvió a lastrar al Rayo y son tres, dos en liga y uno en copa, los lanzamientos de pena máxima errados por tres lanzadores distintos. Toca entrenar los penalties.

A grandes rasgos, el duelo copero entre Rayo y Nástic se resume con pocos calificativos. Mal partido, muy mal partido en la primera mitad, algo más de 'chicha', principalmente del Rayo, en la segunda, una prórroga intrascendente y una tanda de penalties marcada más por los errores que por los aciertos. En este río revuelto pescó el equipo que hizo las cosas más planas durante los ciento veinte minutos, conteniendo a su rival y aprovechando una de las escasas ocasiones de las que dispuso en todo el encuentro. Un error en la marca defensiva brindó a Maloku la oportunidad de hacer lo que hasta entonces nadie había casi intentado, rematar a portería, y además con acierto. Hasta entonces, el duelo se había limitado a tibios acercamientos vallecanos, malas elecciones de pase, falta de intensidad en la presión y una parsimonia que, por momentos, desesperó a la parroquia local.

Viendo cómo se desarrollaban los acontecimientos, Sandoval decidió dar un giro de tuerca a la situación. Cambió el rumbo inicialmente previsto, dejó fuera a los canteranos Montiel, Akieme y Kike y se contentó con la única presencia de Clavería y Fran Beltrán para salvar el honor de la cantera vallecana. En la primera mitad ambos estuvieron como el resto del equipo, con poco lucimiento individual, lo que provocó que el primero no jugara en la segunda parte y el segundo se aprovechara de la presencia de Trashorras para crecer en protagonismo. El cambio de idea del técnico llegó con la presencia del capitán y Manucho, en lugar de Clavería y Piti, tras el descanso, y posteriormente con la incorporación de Galán para potenciar la banda derecha, en detrimento de un Alex Moreno que tampoco tuvo su día. Los canteranos deberán esperar otra oportunidad en el futuro.

El segundo período trajo consigo los mejores momentos del Rayo. Trashorras empezó a manejar el juego ofensivo del equipo, Fran Beltrán 'se enchufó' al partido, Zuculini mejoró y en su nueva posición de central no desentonó junto a Zé Castro, los laterales acompañaron en acciones de ataque y todo el equipo, con Manucho a la cabeza, coordinó mejor sus movimientos para trabajar de manera mucho más efectiva la presión sobre el rival. Manucho encendió la mecha a los cincuenta minutos logrando el empate tras una buena acción de Quini por banda y el Rayo inició una ofensiva que no pareció tener fin y que, irremediablemente, solo podía llevar a la victoria. Al menos esa era la sensación.

Miku lo intentó, también Alex Moreno y Manucho buscaron el segundo, con Lass entrando por banda y con Trashorras buscando los huecos entre líneas para sentenciar la eliminatoria. El dominio franjirrojo se iría intensificando conforme se acercaba el final de un duelo que tendría un desenlance casi soñado para el Rayo. Un penalti a favor en el tiempo añadido no llega todos los días. El cancerbero visitante, Dimitrievski, cometía penalti sobre Lass. Miku lo lanzó y el portero rehízo su jugada anterior despejando el intento del delantero venezolano. El sueño del Rayo se convertía en pesadilla tras cuarenta y cinco minutos de dominio y constancia ofensiva, ante un Nástic que tiró de orden para superar 'el trago'. 

La prolongación de media hora no cambió el rumbo del choque y el Rayo siguió buscando sentenciar antes de tener que pasar por el 'potro de tortura' que suponen los penalties. No hubo manera. Los primeros avisos serían del Nástic, con un mano a mano que pasó junto al poste de la portería de Gazzaniga, que hoy fue titular, y que tuvo que emplearse a fondo para detener un buen remate de Alex López. A partir de ahí, el Rayo volvería a tomar las riendas del encuentro y hasta el final no pararía de empujar en busca del 2-1. Sandoval dio entrada a Galán por Alex Moreno, adelantando la posición de Quini, y ganando mayor consistencia en la banda derecha. Nacho, que hizo un gran despliegue físico, siguió incorporándose por banda izquierda, pero sus pases no encontraron un rematador definitivo. Lo intentó Quini sin fortuna y Trashorras, tras una serie de tres córners consecutivos, enganchó una volea que salió muy desviada. Con esa ocasión finalizó un partido con tiempo extra que derivó en una tanda de penalties muy mal resuelta por ambos, pero principalmente por el Rayo.

El primero en fallar sería Trashorras, tras el 1-0 logrado por Madinda para el Nástic. El lanzamiento del gallego tocó el larguero y no cayó dentro. Después llegaría el acierto de Zé y un nuevo fallo de Nacho, que lanzó directamente fuera. Con el Nástic fallando también los suyos (Emaná lanzó fuera), el acierto de Miku, Manucho y el posterior de Fran Beltrán, nos llevaría al error definitivo de Quini, que dejó el pase en manos de un Nástic que lo celebró como merece la ocasión. El Rayo ya piensa en el Numancia y en intentar recuperar en la liga la continuidad que aún no ha logrado, ni en la competición regular ni en la del 'KO', de la que hoy se despidió hasta el año que viene.