Tito empezó el partido contra el Athletic sentado en el banquillo. Paco Jémez confió en Quini para intentar parar a Muniaín y la apuesta no le salió bien. A la media hora, y cargado con una tarjeta amarilla, Quini abandonó el terreno de juego dando entrada a Tito, que vivió su suplencia con total normalidad. "Es una decisión del míster. Cuando juego no me tienen que dar explicaciones, así que cuando no lo hago tampoco las voy a pedir. Lo que tengo que hacer es seguir haciendo las cosas como hasta ahora y, a partir de ahí, el míster decide".

Para el lateral derecho, "la victoria fue muy trabajada. El equipo hizo un trabajo enorme para ganar al Athletic, un equipo que siempre mete mucha intensidad, rocoso, muy bueno defensivamente y contra el que hay que hacer las cosas muy bien para ganarles. Estuvimos muy bien, salvo al comienzo del partido, que nos costó un poco entrar, pero por lo demás estuvimos bastante bien", añadiendo que se trata de "una victoria que queríamos y estuvimos buscando con muchas ganas y que al final conseguimos delante de nuestra gente".

El Rayo logró una victoria apoyada en la fe y la esperanza de sumar tres puntos que les permitiera respirar tranquilos. "Teníamos muchas ganas de conseguir esta victoria, y más en casa. Luchamos hasta el final porque había que conseguirla como fuese y, al final, ese gol de Leo nos dio los tres puntos", concluía.