El Rayo Vallecano empieza a perder el crédito que le aporta su buena apuesta futbolística, su juego ofensivo, su creatividad con el balón en los pies, su buen hacer en ataque. Y se le acaba porque la paciencia, la tranquilidad y la esperanza en el mundo del fútbol siempre llegan acompañados de los resultados, y esos, están siendo esquivos al equipo de Paco Jémez. Los franjirrojos, tras el desastre de la segunda parte del Madrigal, afrontan con muchas dudas el choque con un equipo 'Champions' como el Athletic, que llega a Vallecas a encontrarse consigo mismo.

Las dudas del Rayo empiezan en la cabeza de su entrenador. Jémez, que continúa buscando el once ideal del equipo, porque los resultados no llegan, duda entre devolver a Abdoulaye al once o volver a dejarle fuera, duda si Jonathan Pereira le puede ofrecer algo distinto a lo ofrecido ante el Atlético de Madrid, si Leo debe seguir siendo su gran apuesta para el centro del ataque o si Pozuelo debería empezar a gozar de mayor protagonismo. Apoyado en su idea de dominio del balón, el entrenador vallecano seguirá buscando la combinación perfecta que permita asegurar que estamos ante una de las mejores plantillas de los últimos años (afirmación que sigue sin gustarle).

Con dos puntos en cuatro jornadas, y demasiadas dudas, el Rayo afrontará el duelo con el Athletic recuperando a Aquino, al que no se echó de menos en la primera mitad de Villarreal pero que regresaría al once inicial, y a Pereira, ambos fuera por estar cedidos por los castellonenses. Entre las novedades podrían estar Lass y Abdoulaye, que recuperarían su sitio en detrimento de Embarba y Fatau, presentes en la convocatoria del pasado domingo, pero sin protagonismo alguno.

El equipo, sin apenas tiempo para preparar el duelo con los leones, ha trabajado sobre la base del cambio de actitud y mentalidad de la segunda parte del Madrigal y Jémez ha inculcado a sus jugadores la idea esbozada en el encuentro ante el Atlético de Madrid, cuando el equipo supo buscar y encontrar las debilidades del rival sin venirse abajo en ningún momento. La relajación y el conformismo no tienen cabida en un equipo que necesita mucho más acierto que los demás para lograr la primera victoria de la temporada.

El Athletic, por su parte, comparece en Vallecas con varias cuestiones por resolver. Las probaturas de Valverde ante el Granada no salieron bien y, ante el Rayo, la previsión indica una vuelta a los orígenes y un equipo mucho más reconocible por todos. Entre tanto, la parroquia bilbaína espera la 'resurrección' del mejor Aduriz, que traiga con él ese aroma a fútbol con mayúsculas, a victorias y alegrías a las que se acostumbraron la pasada campaña.

Que el partido se dispute en mitad de semana restará el habitual color del graderío con miles de aficionados llegados desde Bilbao, pero no evitará que un buen número de seguidores rojiblancos afincados en la zona centro acudan a animar a un Athletic que necesita el apoyo de todos para evitar dar demasiada ventaja a los que se supone deberán luchar con él por puestos europeos.