Opinión. ¿Es esta la mejor plantilla de los últimos años? Sé que a Jémez no le gusta que se digan ciertas cosas. Ya lo ha expresado públicamente, no le gusta. Sé que se siente incómodo con los halagos prematuros, con las alabanzas fuera de lugar y con los aplausos que pueden llevar a equívoco y, seguramente, tenga razón en parte. Que los jugadores del Rayo empiecen a creerse que son mejores que aquellos que lograron salvar los muebles la temporada pasada, después de una impresionante segunda vuelta, o que superan a los que lograron la mejor clasificación histórica del club o que son superiores a los que "empujaron" a Tamudo para que salvara la vida del Rayo o, incluso, mejores que los que trabajaron a las órdenes de Juande Ramos, podría ser perjudicial. De ahí a que no se pueda decir... va un trecho.

Jémez afirmó el otro día que quien piense que esta es la mejor plantilla de los últimos años, se equivoca. Dijo que las cosas hay que demostrarlas y que, a priori, esta no es ni mejor ni peor que ninguna, salvo que su esfuerzo, su trabajo, su sacrificio y su entrega demuestren lo contrario. En eso tiene razón, pero también hay una serie de factores que hacen que quienes pensamos que, de partida, esta plantilla tiene un gran nivel, lo creamos, pese a estar equivocados, o no.

Tres porteros de experiencia. Que Cobeño se haya mantenido durante tantos años en el Rayo no es una casualidad. Es fruto de su compromiso, de su sentimiento y de su amor por la camiseta del Rayo. Además, su trabajo, tantas veces criticado y alguna vez menospreciado, le ha permitido seguir defendiendo año tras año la portería de su equipo. Junto a él, dos porteros que tienen poco que demostrar a niveles intermedios. En Vallecas nadie puede esperar que aterricen 'mega-estrellas', en cambio sí se necesitan jugadores comprometidos, que sepan sumar y que entiendan lo que defienden. Cristian Álvarez llega tras su suplencia en San Lorenzo de Almagro y lo hace para acumular minutos en la liga española. Toño, aunque de rebote, también ha aterrizado en Vallecas con la misma intención, tras desvincularse del Elche y dar la espalda al Zaragoza. Los tres con opciones, los tres con compromiso, los tres con hambre de minutos... los tres para hacer mejores al resto. Jémez está encantado con la rivalidad de la portería, no es para menos.

En defensa también hay nivel. Que Morcillo, que ha hecho una pretemporada más que aceptable, no haya gozado de una sola oportunidad de demostrar su valía, con tiempo por delante y con la seguridad de la confianza de su míster, dice mucho en favor de Zé Castro y Abdoulaye. Los dos, titulares indiscutibles hasta la fecha, y pese a las dudas que hayan podido generar en determinados momentos, con condiciones más que suficientes para echar el cerrojo atrás. Al acecho un Antonio Amaya al que las lesiones todavía no le han permitido estar para competir, pero que será un gran refuerzo para una zona en la que tradicionalmente siempre hubo infinidad de problemas. Los laterales, cubiertos. La llegada de Insúa ha venido a solucionar un problema para el que Jémez había buscado una solución temporal. El lateral zurdo, con Nacho, no parecía ofrecerle garantías y Tito tuvo que ponerse el traje de faena para solventar la situación. Insúa llegó, trabajó en la semana del parón y encontró la titularidad ante el Elche. Su llegada 'refuerza' también el lateral derecho, puesto que con la vuelta de Tito a su posición natural, el Rayo ha encontrado recambio para Quini, un poco verde aún como para ser considerado indiscutible, pero con un futuro excepcional por delante.

Parecía que el pivote defensivo era el puesto más débil en principio, pero la llegada del joven Fatau y el espectacular arranque de temporada de Raúl Baena han disipado de momento las dudas. El malagueño se ha ganado en apenas tres partidos toda la confianza de la gente de Vallecas, un logro al alcance de muchos, pero que pocos saben aprovechar con tanta rapidez. Su entrega, su compromiso y sus ganas han conectado rápidamente con una afición que, entre otras muchas cosas, sabe apreciar el esfuerzo de los suyos. Junto a ellos encontramos a los directores de orquesta, los hombres que deben llevar al equipo por el camino correcto. Cuando Jozabed dé un paso al frente y se quite de encima la alargada sombra de Trashorras, el equipo ganará también ahí. De momento no hay lugar para sorpresas y el gallego es el único dueño de un centro del campo en el que se mueve a sus anchas y en el que, para sorpresa de muchos, hace kilómetros y kilómetros en cada partido. Si la temporada no se le hace muy larga, Trashorras tiene la difícil misión de hacer que lo que tiene por delante sea mejor aún de lo que parece, que ya parece muchísimo.

Y a partir de ahí, llega la magia. Lass, la eterna promesa de la cantera del Rayo que todavía no ha conseguido explotar, pese a la gran pretemporada que ha realizado, se tiene que jugar los cuartos con una de las gratas noticias de este arranque de temporada, Javier Aquino. El mexicano, que no esperaba protagonismo en Villarreal, ha encontrado en la banda derecha del Rayo el sitio ideal para demostrar su calidad en el regate y su gran toque de balón, y sus compañeros se lo agradecerán. Alex Moreno, que también tiene una gran proyección, por juventud y por cualidades, tiene delante a un auténtico fuera de serie. Kakuta pasa por ser, sin lugar a dudas, uno de los mejores futbolistas que han pasado por estos lares. Su velocidad en el regate, su verticalidad y su remate con ambas piernas, le convierten en el que puede ser el 'hombre-estrella' de este nuevo proyecto de Jémez y Miñambres. Embarba, al que la llegada de estos jugadores ha cerrado las puertas, no solo de la titularidad, sino incluso de las convocatorias, es el gran damnificado por el momento.

Entre líneas y en punta de ataque, encontramos jugadores que ofrecen un sinfín de opciones tácticas. Jonathan Pereira, Pozuelo, Alberto Bueno, Leo Baptistao o Manucho, completan un plantel de un nivel excepcional sobre el papel.

A Jémez no le gusta que se hable de si esta es la mejor plantilla de la última década, entiendo que esto añade un componente de exigencia a la que este equipo no está acostumbrado y que quizá no sepa manejar. Su labor es bajar al suelo a todo aquel que suba a las nubes. La de la afición, esperar el máximo de sus jugadores, unos jugadores que si todo sale bien pueden ofrecer una gran temporada en Vallecas. Dos puntos no dan para soñar, siete, obviamente, hubiesen disparado la euforia, pero más allá de los puntos, ¿estaremos ante la mejor plantilla de los últimos años?