El Rayo Vallecano ha completado esta tarde la primera jornada de entrenamiento tras su regreso al trabajo y lo ha hecho en doble sesión y con una única premisa: intensidad. Desde los primeros compases, el técnico franjirrojo, Paco Jémez, se ha encargado de recordar a los "veteranos" y anunciar a los nuevos, que la base del éxito del Rayo está en anticiparse a los rivales y, para ello, hay que ser intensos.

Por la mañana, los jugadores realizaron una sesión para empezar a recuperar tono muscular y rendimiento físico en general, mientras que por la tarde, el balón se convirtió en el protagonista, deparando una sesión en la que no hubo apenas respiro. Tras unos primeros momentos de ejercicios individuales y colectivos, los de Paco Jémez pasaron al trabajo grupal, a los toques de balón, a las combinaciones en corto, pasando posteriormente al ensayo de llegadas por banda con cambio de orientación. El día concluyó con un partidillo con el grupo dividido en tres equipos, que pelearon por cada posesión como si de un partido oficial se tratara. Boateng demostró su gran movilidad en el centro, apoyando y descargando juego a los costados, y Manucho empezó a ofrecer los primeros detalles del delantero que se espera en Vallecas.

Jémez no dejó un segundo de respiro a los suyos, hablándoles en todo momento -incluso en cada parón para recuperar y tomar líquidos- de lo que espera de su equipo. El técnico franjirrojo quiere mucha presión, espera que Manucho sea el primer defensor del equipo y que Amaya o Zé Castro se conviertan en el primer atacante. Con esas premisas finalizaba una sesión marcada por la intensidad. Mucho trabajo para iniciar una pretemporada que se antoja será muy dura para el equipo vallecano.