No es necesario echar una última ojeada a la clasificación para entender la dificultad, la importancia y la necesidad de conseguir tres nuevos puntos como local para un Rayo Vallecano que hizo los deberes, con matrícula de honor, antes de la escenificación bajo la lluvia del Bernabéu y que deberá mantener el listón bien alto para conservar intactas sus opciones de salvar la categoría. De poco habrán servido las victorias ante Valencia o Real Sociedad, de nada habrá servido la buena imagen ofrecida con el balón en los pies ante el Madrid y poco valor añadido supondrán las victorias ante Málaga, Almería u Osasuna, si en los próximos enfrentamientos con rivales directos el equipo no da la talla.

Jémez ha sido capaz de exprimir al máximo la imagen de los suyos ante uno de los mejores equipos del mundo y ha desgranado con sus jugadores todo aquello que, ante los blancos, hicieron bien. El desborde por banda desde la incorporación de un José Carlos que terminó lesionándose, la posesión y el toque, principalmente en la segunda mitad y con el equipo volcado sobre campo rival, la consistencia del bloque durante una hora y hasta la llegada de los goles a la contra de su rival. Parece mentira, pero de un 5-0 en contra, el Rayo también podría sacar todas estas lecturas positivas. Su guerra es otra, y esa guerra se retoma el próximo sábado ante un Celta que durante fases de la temporada ha sufrido pero que, en Vallecas, espera certificar de manera casi definitiva la permanencia.

El gusto por el fútbol de Luis Enrique tiene al Celta a un paso de la salvación

El inicio de campeonato para los celestes fue complicado. De las nueve primeras jornadas de liga, los gallegos tan solo lograban una victoria (1-2) en casa del Betis, cayendo ante Athletic, Getafe, Elche, Atlético de Madrid y Levante. Tras la contundente victoria conseguida en La Rosaleda ante el Málaga (0-5) la dinámica varió y los de Luis Enrique consiguieron que su casillero de victorias fuese poco a poco mejorando, tras derrotar a Sevilla, Granada, Villarreal y Levante, a domicilio, y a Almería, Valencia, Betis y Sevilla, en el Estadio de Balaídos.

Esta mejoría vino provocada por un afianzamiento de los conceptos ofensivos del equipo y por un mejor equilibrio entre el excepcional ataque vigués, comandado por jugadores de la calidad de Rafinha o Nolito, y una defensa que necesitó su tiempo para lograr que el equipo se equilibrase. En los últimos partidos el equipo pareció volver a estancarse, pero la victoria de la semana pasada ante el Sevilla les permite encarar las próximas jornadas con la tranquilidad de quién tiene el trabajo casi terminado.

En la primera vuelta el Rayo derrotó al conjunto vigués a domicilio

La visita del Rayo a Balaídos supuso un aparente y testimonial resurgir, que no tendría su continuidad en las jornadas posteriores. Los de Jémez superaron al Celta jugando de manera diferente a como lo habían hecho hasta entonces y, pese a perder la posesión del balón, supieron sacar adelante un partido que finalizó con un claro 0-2 para los vallecanos. Aquella victoria llegaba tras tres derrotas consecutivas, ante Valladolid, Osasuna y Real Madrid, y como anticipo de otras cuatro con Espanyol, Granada, Athletic y Villarreal, amén del empate conseguido 'in extremis' ante el Betis en Heliópolis.

El Rayo echará toda la leña al fuego para no sufrir en los últimos partidos de campeonato

Jémez y los suyos son conscientes de lo que supondría una victoria ante el Celta. Si en partidos anteriores el técnico franjirrojo hablaba de victorias casi definitivas o de finales anticipadas, la del sábado volverá ser una de esas experiencias que a menudo se viven en Vallecas. El horario del partido, sábado a las 22 horas, promoción del club incluida para llenar el estadio, y la conexión existente entre la afición y el equipo, provocarán un nuevo estallido de sentimiento vallecano en las gradas del Estadio de Vallecas.

El club es consciente de lo que se juega en este tramo final de competición, cada jugador ha calibrado la importancia que para su futuro más inmediato, tanto a nivel colectivo como individual, tiene dejar al Rayo en Primera y la afición, la de siempre, la que nunca falla, la que inunda las gradas del José Zorrilla o la que da una lección de civismo pese al atropello del Bernabéu, sabe que su deseo de permanencia en la élite es mucho más fuerte que cualquier interés, oculto o sin ocultar, que pueda empezar a aflorar en unos finales de temporada que, año tras año, son de lo más rocambolescos. Con tantos equipos en la lucha, lo mejor es dejar todo cerrado antes de la visita de los dos o tres últimos rivales, brindándole un merecido premio a los que siempre confiaron en su fútbol.

José Carlos se quedará fuera por lesión, mientras que Tito y Galeano ya entrenan con el grupo

La mala noticia de la semana se producía en el Bernabéu con la lesión de José Carlos. Pese a no ser tan grave como pareció en un primer instante, un nuevo parón para el jugador onubense será casi definitivo en una temporada negra para él. Con el andaluz a la espera de evolución, Tito y Galeano se convertían en la cara alegre, al reincorporarse ambos tras varias semanas ausentes por lesión. La salida de José Carlos podría brindarle una nueva oportunidad al canterano Embarba, aunque es probable que por la cabeza de Jémez empiece a sonar con insistencia el nombre de Seba Fernández.

Pese a los movimientos de la 'enfermería' el entrenador franjirrojo repetirá alineación ante el Celta, con la esperada incorporación de Alex Gálvez en lugar de Borja López, que debutó con la camiseta del Rayo enfrentándose al Real Madrid en el Bernabéu. Así, se espera que Jonathan Viera vuelva a ser uno de los recambios de lujo del conjunto vallecano, aunque Alberto Bueno no las tenga todas consigo, percibiendo cómo su técnico parece seguir dándole vueltas a lo incómodo de tener a un hombre como el canario, cedido por el Valencia y solicitado con insistencia por él mismo, "calentando banquillo".

El Rayo espera, con el apoyo incondicional de su hinchada, sumar tres puntos que le permitan acercarse al sueño de la permanencia, ganando el 'golaverage' particular con el Celta y evitando que los gallegos respiren tranquilos de manera casi definitiva.