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Empuje, garra, trabajo de trincheras y corazón para tumbar a un grande

Escrito por Sábado, 25 Enero 2014

    El Rayo intentará plantar cara al Atlético de Madrid, colíder de Primera División, en un partido que podría suponer algo más que tres puntos, por la importancia psicológica que tendría un buen resultado ante uno de los favoritos a ganar la liga.


    No parece el mejor rival para remontar el vuelo, ni siquiera para pensar en reencontrar el rumbo, jugar a su fútbol y volver a la senda perdida en busca de una identidad que ha abandonado al equipo y que no ha servido para mejorar rendimiento, sino para dejar más en evidencia las limitaciones, las carencias y los problemas. La visita del flamante Atlético de Madrid, con estrellas del nivel de su entrenador, Simeone, y de jugadores sobradamente contrastados como Villa, Gabi, Courtois, Filipe Luis o Diego Costa, parece una prueba demasiado complicada para un Rayo que en la primera vuelta recibió cinco en su visita al Manzanares y que, en Vallecas, intentará estar al nivel mostrado en la segunda mitad del encuentro ante el otro rival rico de la capital, el Real Madrid.

    Los presupuestos, a los que aludía el técnico de los rojiblancos en su duelo con el F.C. Barcelona de hace unas semanas, es un insulto a la inteligencia de cualquiera que quiera entender este deporte sin tener en cuenta que la clave está más allá de los nombres y los títulos, individuales o colectivos. Evidentemente, la calidad de sus jugadores, la historia, la entidad, la masa social y otro puñado más de condicionantes favorecen a un Atlético de Madrid que continúa viviendo un momento dulce y que intentará, en su visita al Rayo, prolongar su 'coqueteo' con el título de liga, algo impensable hace apenas unos años.

    Dicho esto, basado únicamente en los fríos datos que ofrecen los números (incluidos los de las nóminas de sus jugadores), el Rayo intentará rebajar la gigantesca distancia que separa a ambos clubes a base de empuje, garra, trabajo de trincheras, físico, fe, coraje y valentía, mucha valentía. Para lograrlo debería enganchar a su gente y hacer que el Estadio de Vallecas vuelva a recobrar el ambiente cerrado, casi asfixiante, de los momentos cumbre vividos en una grada necesitada de valores a los que sentir como propios dentro del terreno de juego. Ese es sin duda uno de los principales males que presenta el actual Rayo Vallecano, la falta de complicidad entre su afición y los jugadores, casi todos nuevos, casi todos de paso, casi todos... sin demasiado compromiso por una camiseta y un escudo que, por el momento, les resultan casi extraños. Ya le pasó a otros muchos jugadores en sus inicios con la franja. Los que lo superaron, vivieron largos idilios amorosos con una afición que sabe responder a los suyos cuando se lo merecen. De la actual plantilla está por ver cuántos superarán la prueba. Por lo visto en la primera vuelta de la competición, poco que salvar.

    Pero volviendo al partido de mañana, los de Jémez tendrán ante sí una reválida mucho más valiosa que tres puntos, porque lograr un buen resultado ante el actual Atlético de Madrid tiene tanto o más valor psicológico como matemático. En su búsqueda del equilibrio entre el juego de toque, de posesión y control, y el fútbol más directo, menos arriesgado y mucho más práctico, que últimamente está buscando el Rayo, su técnico ha hecho probaturas varias que, principalmente a nivel defensivo, han continuado ofreciendo los mismos resultados. Por el centro de la defensa han pasado Galeano, Zé Castro, Saúl, Rodri -ayer mismo confirmaba su salida del club-, Arbilla y Gálvez, y todavía llegará uno más para cerrar un círculo que se abrió precisamente en el Calderón con una dolorosa goleada por 5-0.

    En el medio, la buena noticia llegó desde los despachos, aunque ha costado llegar hasta la última instancia para conseguir cuando menos un indulto temporal para una pena tan exagerada como injusta. Si Baena no cometió penalti en el Martínez Valero, jamás debió ser expulsado y, por tanto, la posterior sanción no es más que un disparate y un atropello, sin repercusión a nivel nacional por tratarse de quien se trata, pero tan injusta como si estuviéramos hablando de Messi, Cristiano o Costa. Competición confirmó la decisión arbitral, Apelación confirmó la decisión de Competición y del colegiado y Disciplina Deportiva concede la cautelar mientras se prepara una nueva batería de alegaciones para lograr que el malagueño vea que la justicia también existe en este negocio llamado fútbol. Con Baena por delante, la defensa sufre, sin él, los centrales tienen demasiadas sombras que perseguir. Así que, al menos, contar con el mediocentro defensivo será un alivio para el técnico franjrrojo.

    El resto del equipo será echar mano de las municiones disponibles. Viera, Castillo, Bueno, Lass, Falqué, la reciente vuelta de Larrivey, Embarba, Ramiro... por ahí, el Rayo no tiene problemas para disponer de la verticalidad, la velocidad y el arrojo necesario para plantar cara a la defensa rojiblanca, que ya sabe lo que es sufrir en Vallecas. La asignatura pendiente del gol es otro cantar.

    El Rayo tirará de orgullo, apelará al corazón y buscará la sorpresa ante uno de los 'todopoderosos' que manejan los destinos de una liga en la que con menos de diez millones de presupuesto parece una osadía plantarse ante un Atlético y pretender que no te parta la cara a base de acciones colectivas, individuales, táctica, técnica, remate, pases en profundidad... fútbol con mayúsculas. David contra Goliat. El desenlace, mañana, a partir de las 19 horas.

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