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Adrián se empeña en mantener al Rayo en Copa

Escrito por Jueves, 19 Diciembre 2013

    El Rayo Vallecano tuvo que esperar hasta los minutos finales para voltear la eliminatoria copera ante el Valladolid. Los goles de Adrián (2) y Bueno, sirvieron para que los rayistas se clasificaran para octavos de final.



    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (3): Cobeño, Arbilla (Mojica, minuto 43), Zé Castro, Gálvez, Nacho, Saúl (A), Baena (Bueno, minuto 69), Adrián, Falque (Lass, minuto 59), Embarba y Nery Castillo.

    Valladolid (1): Jaime, Alcatraz (A), Valiente, Peña, Bergdich, Ebert (Óscar, minuto 59), Baraja, Sastre, Larsson (Víctor Pérez, minuto 59), Guerra (R) y Manucho (A).

    Arbitro: Estrada Fernández.

    Goles: 0-1. Minuto 28. Guerra; 1-1. Minuto 32. Adrián; 2-1. Minuto 86. Adrián; 3-1. Minuto 92. Bueno.


    El Rayo Vallecano supo aprovechar las facilidades que le ofreció el Valladolid y, con apuros, pudo solventar una papeleta que se puso muy complicada a la media hora de encuentro y mucho más de cara nada más arrancar la segunda mitad. En ambas acciones el protagonista sería Guerra, que anotó el gol inicial del Valladolid y se 'auto-expulsó', facilitando la remontada del Rayo Vallecano en la segunda mitad.

    Todo empezó con muchas novedades en el once de Paco Jémez. En la portería, el segundo portero, David Cobeño, volvía a la titularidad. En defensa, titulares y suplentes se encargarían del trabajo de destrucción, con Nacho y Gálvez, por un lado, y Zé Castro y Arbilla, que volvía al lateral y terminó lesionado, por el otro. Por delante de ellos, el 'trabajo sucio' correspondía a Baena, que enlazaba con Adrián y Saúl para la creación y con Embarba por un lado y Falqué por el otro, en los extremos bien abiertos a banda. En punta se situó el mexicano Nery Castillo, al que, aún mejorando, todavía se le nota falto de ritmo.

    La consigna era clara. Había que tener el balón, desquiciar al Valladolid, llegar con frescura al ataque y, lo más importante, tener acierto de cara al gol. La teoría está memorizada, pero la práctica se hizo mucho más complicada. Primero, porque el Valladolid tiene cogida la medida al juego rayista y, sin alardes de ningún tipo, con presión alta y con buena colocación en el terreno de juego, es capaz de sobrevivir a la espera de un balón que le caiga a Manucho o al omnipresente Javi Guerra. Y segundo, porque cuando vienen 'mal dadas'... todo es mucho más complicado La primera media hora, con dominio de balón del Rayo, fue pobre en fútbol. Las imprecisiones eran constantes y el juego, deslavazado, no ofrecía la fluidez suficiente como para enganchar a la grada en una tarde-noche gélida en Vallecas.

    Mucho peor se pondrían las cosas cuando, tras una buena intervención de Cobeño, Guerra remataba para situar el 0-1. Se esfumaron las posibilidades de prórroga y ya no bastaba con un gol, el Rayo necesitaba dos tantos, con una hora de juego por delante, para no caer eliminado. La mayoría de remates de la primera mitad eran favorables a un Rayo que, con el gol en contra, despertó de manera definitiva de su letargo. El primero en poner las cosas de nuevo en su sitio sería Adrián, protagonista de la noche, que marcaba de cabeza el empate apenas cinco minutos después del gol blanquivioleta.

    La rápida reacción del Rayo fue un aspecto muy positivo para el devenir del resto del encuentro. El gol supondría un plus de motivación a un equipo que, nada más iniciarse la segunda mitad, vería como el rival se quedaba en inferioridad numérica por la inocente expulsión de Guerra. El colegiado interpretó, a instancias de su asistente de banda, que el delantero agredió a Gálvez sin balón y le envió de vuelta a vestuarios apenas dos minutos después de haberse reiniciado el encuentro.

    En esa acción se acabaron las opciones del Valladolid en ataque, limitándose a defender con uñas y dientes un resultado que, momentáneamente, les metía en la siguiente ronda. El Rayo se hizo con el control del balón de manera definitiva y lanzó oleadas de ataques en busca de un gol que diese la vuelta a la dinámica del encuentro. Gálvez se acercó con un lanzamiento de falta directa que pasó junto al palo, mientras que Saúl también lo buscó con un remate, a pase de un incombustible Embarba, que se marcharía fuera.

    Lass, Nery Castillo o Adrián siguieron intentando superar a un Jaime muy atareado en la tarde de hoy y que se dedicó a perder todo el tiempo del mundo en cada balón que debía poner en movimiento desde su área pequeña. Los minutos caían y el Rayo poco a poco parecía perder las fuerzas por el camino.

    En los últimos minutos el equipo tiró de casta y buscó lo que finalmente Adrián, a la salida de un córner a falta de cuatro para el final, y Bueno, con el tiempo superado, lograrían para delirio de la grada de Vallecas, que en número ligeramente superior a cinco mil presenciaron el choque en el Estadio de Vallecas.

    Ahora toca pensar en el Athletic el próximo domingo, pero el cuadro vallecano lo hará con una sonrisa en la cara, tras haber logrado el pase a octavos de final de la copa, donde ya espera el Levante.

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