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Reflexión en franjirrojo: ¿Me estaré volviendo loco?

Escrito por Martes, 19 Marzo 2013

    Opinión. ¿Me estaré volviendo loco? ¿Cómo es posible que el equipo con el presupuesto más bajo de Primera División se codee con el más poderoso de la Liga? Definitivamente, el Rayo está enarbolando una bandera repleta de ilusión.

    Opinión. Muchas cosas han cambiado por Vallecas desde hace tiempo y muchas de esas cosas han sido para mejor. Ver al Rayo acudir al Bernabéu o al Camp Nou sin ningún tipo de complejo, con un discurso que nadie o casi nadie se atreve a lanzar al aire y con  una idea preconcebida de fútbol de calidad, hace que mi orgullo de humilde seguidor del Rayo, de aficionado con corazón franjirrojo y de eterno acompañante de la franja roja se eleve hasta el infinito y no parezca tener fin.

    Hoy, en el largo viaje de vuelta desde Barcelona venía dándole vueltas a una idea que desde hace tiempo ronda mi cabeza. ¿Me estaré volviendo loco? ¿No estamos hablando del equipo más "pobre" de la Primera División? ¿No estamos hablando de un club en ley concursal que se ha tenido que ir formando a base de retales y con ajustes presupuestarios marcados por dicha ley? ¿No estamos hablando de Vallecas? Si las respuestas a todas estas preguntas son afirmativas, entonces, definitivamente me estoy volviendo loco. Veo al Rayo hablar de salvación a falta de un montón de jornadas, de luchar por un objetivo de Europa League, de acudir al Bernabéu o al Camp Nou pensando en dar la campanada y tuteando al líder de la Primera División como si de un equipo Champions se tratara. Esa es mi locura.

    El Rayo está dando un vuelco a la idea del fútbol en España. Los Jémez y compañía han enarbolado una bandera que ya se atrevió a levantar Sandoval y que también Pepe Mel intentó hacer suya, y lo vivido anoche en el Camp Nou es el colofón a un descaro, a una valentía y a un riesgo que encontrarán su justo premio a final de temporada. Si alguien, hace apenas unos años, me hubiera dicho que un chaval de diecisiete años iba a debutar en el Camp Nou en un noche en la que el Rayo iba a poner en dificultades al Barcelona de Messi y los campeones del mundo, le hubiera considerado tan loco como me considero yo ahora. Que Pinto perdiera tiempo ante el Rayo, que se escucharan muestras de desaprobación por verse obligados a jugar hacia atrás, que se escuchara más a doscientos valientes que a noventa mil sorprendidos seguidores del mejor equipo del mundo, esa es mi locura.

    Puestos a imaginar, en mi delirio franjirrojo, pensaba en lo bien que encajaría Messi en el actual Rayo. ¿Imaginas? El mundo al revés. Porque el Rayo tiene todo el mérito del mundo. Que un equipo formado por jugadores desconocidos hasta hoy como Gálvez, Leo, Lass o Arbilla, de futbolistas de "segundo nivel" como Piti, Javi Fuego, Jose Carlos o Trashorras o viejas glorias supuestamente venidas a menos como Tamudo o 'Chori' Domínguez (llamado a marcar una época en el Rayo si él quiere) le discuta la posesión al Barcelona es para quitarse el sombrero. Alguien me decía hoy que solo falta ajustar los "pequeños detalles" de las pérdidas de balón. Si Jémez consiguiera eso, el Rayo lucharía por la liga. Sigo con mi locura.

    Y no lo digo yo. Lo ha dicho Mourinho, lo han dicho Pellegrini, Simeone y Roura. Este Rayo es un equipo diferente, sorprendente. Y yo, que soy tan mal perdedor como el entrenador del Rayo, terminé con un sonrisa después de perder con el Barcelona y tras haber dicho miles de veces en apenas noventa minutos "Sí, señor, así juega mi equipo". Ejemplo de orgullo, sinónimo de cordura. ¿Me estaré volviendo loco? Que siga la fiesta.


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