Volvieron los fantasmas. Y no es solo porque la casa del Rayo Vallecano esté encantada con sus telarañas y su decadencia por falta de mantenimiento. El Rayo Vallecano Femenino repitió los fallos y errores que le vienen costando puntos durante toda la temporada y le mantienen atrapado en los últimos puestos de la clasificación.

Como estar viviendo en una película de terror en la que sabes que lo vas a pasar mal. El equipo compite, lucha, juega y crea ocasiones. Pero no las convierte en gol. Antes de que Naroa pusiera al Athletic por delante en un remate de córner, Millene había desaprovechado un balón suelto en el área que se le quedó a placer. Casi una pesadilla.

Un mal sueño que se iba a repetir antes de la media hora. Yanara Aedo cabeceaba un centro magistral de Bores y la pelota se marchaba lamiendo el palo. En el saque de puerta, transición rápida de las bilbaínas, balón en profundidad a Lucía García que no perdonaba. 0-2 y los fantasmas más presentes que nunca.

El golpe fue duro y no se repuso el Rayo hasta el regreso del vestuario. Quejigo puso en juego a Pauleta y Bulatovic y el equipo subió una marcha su intensidad. En la presión el Athletic Club estuvo más impreciso y envalentonó a nuestras futbolistas que tuvieron muchas ocasiones para reducir distancias.

Pilar García lo intentó una y otra vez: de volea, de remate raso, de cabeza... No hubo manera. Quiñones había lanzado con sus guantes un encantamiento invisible en su portería. No pudimos superar el hechizo de su calidad. Ni Bulatovic, ni Isadora... El Rayo Vallecano Femenino perdonó y lo acabó pagando.

El susto del partido lo dio Camila Saez con una fuerte brecha en la cabeza tras un choque fortuito contra Naroa que puso de relevancia las miserias de quienes dirigen el club franjirrojo.