Opinión. Esto sigue sin ser cuestión de ganar o perder, aunque tengo que reconocer que para el estado de ánimo general, claro que influye. Esto sigue sin ser cuestión de sumar tres puntos, uno o ninguno, de marcar un gol, dos o tres, de subir un puesto o bajar dos en la clasificación.

Entiendo que si Lejeune marca un golazo y Camello lo redondea con otro, la euforia se desate. Entiendo que después de tantos meses sin escuchar la Vida Pirata, la alegría se contagie. Pero de verdad, creedme, que esto no va de ganar o perder, es mucho más.

Ayer volví a ser feliz en Vallecas y no lo fui sólo por los golazos de Lejeune o Camello o por los tres puntos del Rayo. Todo es mucho más básico. Ayer volví a disfrutar por ver a Vallecas engalanarse como de costumbre con un precioso tifo y por escuchar a la grada animar y animar desde el primer al último minuto. Ayer, y os prometo que hacía demasiado tiempo que no lo sentía, volví a cerrar los ojos para oír palpitar mi corazón, el corazón de Vallecas, el corazón de ese estadio único que me niego a que hagan desaparecer. Ayer volví a escribir una página más en mi ya dilatada historia rayista. Quiero volver a sentirlo, porque de verdad, que esto no va de ganar o perder, va de ser feliz, va de sentirse importante, se gane o se pierda. Ayer fui feliz, seguramente tanto como tú. Sólo te pido una cosa, sé feliz también cuando se pierda.

Y por rematar, saca el pañuelo cuando te dé la gana y que nadie te diga lo que tienes que hacer, ni cuándo, ni cómo. Enhorabuena y felicidades a todos por ser felices.