Opinión. Qué año más raro este. Sabéis que me he deshecho en elogios en cada columna de opinión tanto en la web como aquí en la radio. Sabéis que lo que siento cada vez que el Estadio de Vallecas vibra, retumba, atrona es algo que incluso me cuesta describir con palabras. Pero lo de este año no me gusta nada, por varios motivos.

No me ha gustado que durante muchas semanas la grada de Vallecas se pareciera a la de cualquier otro estadio, sin alma, sin espíritu, sin corazón. No me gustó, evidentemente, que dos tontos hicieran lo que hicieron con Ocampos en el partido ante el Sevilla. Y mucho menos que hubiera gestos o gritos racistas o xenófobos en mi casa. No me gustó que hubiera más críticas que ánimos para jugadores como Aridane. Ya sé que hay una máxima que dice eso de que el cliente paga y cliente exige. Algo que no cuadra con lo que estoy acostumbrado a vivir en Vallecas.

Hoy digo todo esto porque no me gustó ver los gestos de Isi a la grada. No me gusta ver a los jugadores del Rayo encarándose con aficionados del Rayo. No me gusta. Pero dicho esto voy más allá. ¿Que a Isi no le salga un pase, dos o tres es criticable? ¿Que no puedas gritar Isi selección es criticable? El día que no veas a Isi correr, luchar, pelear y volver a intentarlo entonces, después de cada partido, si eres capaz de aguantarte 90 minutos, le criticas. Entre tanto, soy de la opinión de que hay que animar, apoyar y empujar al que falla y falla, porque lo intenta y lo intenta. Sería más fácil para él esconderse, pero no, Isi se mantiene al frente, aunque no le salga nada.

Al final, el premio llega. Marca un golazo y se cobra las cuentas pendientes. No me gustan estas cosas. Qué año más raro este.