Ficha técnica:
Granada (0): Karnezis, Angulo, Murillo, Llori, Nyom (Ighalo, minuto 75), Iturra, Recio (A) (Riki, minuto 54), Fran Rico, Brahimi (A)(A), Piti y El Arabi (A).
Rayo Vallecano (3): Rubén, Nacho (A), Gálvez (A) (Baena, minuto 67), Zé Castro (A), Arbilla, Saúl, Trashorras, Bueno (Seba Fernández, minuto 64) , Falque, Rochina (A) (Adrián min. 75) y Larrivey.
Arbitro: Mateu Lahoz.
Goles: 0-1. Minuto 53. Saúl; 0-2. Minuto 58. Larrivey; 0-3. Minuto 86. Seba Fernández.
El Rayo Vallecano ya tiene definido su nuevo objetivo. Una vez lograda la salvación, el equipo de Paco Jémez opta a sumar sus últimos cinco partidos por victorias, para acercarse a la mejor clasificación de su historia y redondear de esta manera una excepcional campaña y una segunda vuelta sobresaliente.
Ante el Granada, la duda estaba en si llegaría a tiempo Alberto Bueno. El madrileño, que arrastró problemas en el sóleo durante toda la semana, se probó hasta el último minuto y finalmente se sumó al equipo inicial para arrancar un partido en el que el Granada había depositado todas sus esperanzas de rubricar la salvación. Los de Alcaraz, que se concentraron en Marbella con la intención de buscar el mejor ambiente para lograr su objetivo, se fueron diluyendo conforme pasaban los minutos y terminaron pagando cara su osadía final y su poco acierto general.
El duelo entre aspirantes a algo más que a luchar por eludir el descenso se resolvería en la segunda mitad, después de un primer acto en el que en sus primeros compases los locales fueron mejores que los vallecanos, que una semana más estuvieron muy arropados en las gradas por una afición que también se desplazó hasta el Estadio Los Cármenes.
El Granada sabía que ante el Rayo debía hacer las cosas especialmente bien. Piti, capitán de los nazaríes en su primera temporada entre los rojiblancos, lanzó el primer aviso sobre el portal de Rubén, que reaccionó a tiempo para enviar a córner. Posteriormente serían El Arabi y Fran Rico los que probarían fortuna. El Granada apretaba arriba y ahogaba la salida de balón de los vallecanos, que en los primeros minutos sufrieron más de la cuenta para poder abrir el juego a las bandas.
Nyom se incorporaba con peligro por su banda y Piti solicitaba penalti en una acción que terminó con el delantero catalán por los suelos. El cuadro local generaba sensación de peligro en cada acción a balón parado y el Rayo lo sufrió durante los primeros veinte minutos de juego. A partir de ahí, el equipo se estiró y buscó inquietar al cancerbero local. Bueno remató desde dentro del área y Larrivey no llegó a contactar bien un envío de Gálvez. A la media hora el cuadro de Jémez ya había conseguido el primero de los pasos a dar en el partido de hoy, desesperar a su rival. Las salidas de los andaluces ya no eran claras y su desesperación empezó a hacerles mella, decantando más el partido hacia lado franjirrojo.
Exhibición de toque rayista en superioridad numérica
La segunda mitad arrancó con susto para los vallecanos. El Arabi culminaba una llegada por banda izquierda estrellando el balón en la madera de la portería de Rubén, en la acción previa a la jugada que determinaría el devenir definitivo del choque. Brahimi recibía la segunda tarjeta amarilla y era expulsado, dejando en inferioridad a su equipo en el minuto cincuenta y uno. A partir de ese momento, el partido acentuó mucho más la superioridad visitante, convirtiéndose en un auténtico recital. Saúl anotaba el 0-1, un auténtico golazo, apenas dos minutos más tarde y Larrivey hacía el 0-2 tras remate con la pierna izquierda cuando aún no se había cumplido el primer cuarto de hora.
El partido se convirtió en un monólogo rayista, favorecido mucho más por los cambios planteados por Lucas Alcaraz. El técnico granadino había dado entrada a Riki por Recio y posteriormente a Ighalo por Nyom, buscando lo que no había encontrado hasta entonces. En cambio, Jemez reforzaba su línea medular con Baena y añadía más leña al fuego dando una nueva oportunidad a Seba Fernández, en lugar de un desdibujado Bueno. El uruguayo lograría de cabeza, a pase de Larrivey, el 0-3, culminando una fiesta que bien podía haber tenido una diferencia incluso mayor si Larrivey hubiera acertado con un acrobático remate de espuela.
La insultante superioridad del Rayo con el balón desesperó a los aficionados locales, que terminaron increpando a su entrenador y avarios jugadores en el tramo final del encuentro.
La alegría entre la expedición franjirroja era inmensa y los jugadores acudieron al córner donde se encontraba la hinchada vallecana para agradecer a los suyos el sacrificio y el esfuerzo realizados para acompañar al equipo. Fueron correspondidos con fútbol, presencia y goles.
