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¡¡Qué Bueno!!

Escrito por Sábado, 05 Abril 2014

    Alberto Bueno logró dos de los tres tantos que sirvieron para que el Rayo derrotara ampliamente a un Celta que sigue siendo rival directo de los vallecanos en su lucha por la permanencia.



    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (3): Rubén, Arbilla, Zé Castro, Gálvez (A), Rat (R), Saúl, Trashorras (Nacho, minuto 66), Falque, Rochina (Baena, minuto 54), Bueno (Jonathan Viera, minuto 75) y Larrivey (A).

    Celta de Vigo (0): Yoel, Hugo Mallo, Ínigo López, Fontás, Jonny, Krohn-Dehli, Augusto (Mario Bermejo, minuto 62), Orellana (Álex López, minuto 45), Rafinha, Nolito (A) y Charles (Santi Mina, minuto 68).

    Arbitro: Pérez Montero.

    Goles: 1-0. Minuto 26. Rochina; 2-0. Minuto 50. Alberto Bueno; 3-0. Minuto 59. Alberto Bueno.


    El Rayo Vallecano se ha subido a la ola buena y ya no se bajará hasta llegar a la orilla sin mojarse y, por supuesto, sin ahogarse. Los vallecanos, que hoy vieron pasar por el Estadio de Vallecas a un equipo que sabe jugar, lograron una nueva victoria que les permite acercarse al objetivo de la salvación y, según su propio entrenador, optar a un nuevo objetivo: meterse entre los diez primeros de la liga. Los números dan esperanzas, la solvencia del equipo, seguridad.

    El encuentro de esta noche, marcado de nuevo por un espectacular ambiente en las gradas, ofreció lo que se esperaba de él. El Celta de Luis Enrique, que no sabe jugar a otra cosa, vino a Vallecas a jugarle de tú a tú al Rayo. Al contrario de lo que hicieran equipos mucho más grandes, como Sevilla o Valencia, o también pequeños, como Osasuna o Almería, los celestes fueron a buscar los tres puntos de cara, presionando arriba, intentado penalizar la salida del balón de los locales y buscando jugar más tiempo en campo vallecano que en terreno propio. Y lo consiguieron, pero no contaron con la efectividad de los franjirrojos y con el estado de gracia de un Alberto Bueno que suma y sigue como goleador.

    En el primer período, los gallegos ya dejaron claras cuáles iban a ser sus armas. Presión agobiante, líneas muy adelantadas e intensidad, mucha intensidad. El balón era de los visitantes, aunque las ocasiones llegaban con cuentagotas. Un intento de Charles, bien cortado por Gálvez, y uno posterior de Iñigo López, intentarían poner a prueba a un Rubén que cuando tuvo trabajo lo solventó con grandes dosis de reflejos.

    El Rayo no estaba cómodo en el partido porque el Celta se lo puso complicado, pero fue capaz de inquietar a Yoel en cada acción de ataque. Una vez superada la primera línea de presión, el campo se abría para las llegadas de Rochina por la derecha, Falque por la izquierda y Bueno y Larrivey por el centro. Construyendo acciones de ataque fulgurantes llegaría el primero de la noche. Los extremos se juntaron y la explosión de júbilo se pudo escuchar en todo un barrio de Vallecas que vive la proeza de su equipo como si de un título se tratara. Falque entraba por la izquierda y Rochina remataba por la derecha, culminación perfecta para desatascar un partido que no estaba siendo todo lo fluido que podía esperarse.

    El Celta acusó el golpe, y el Rayo, con la inercia de las jornadas precedentes -con la salvedad del esperado tropiezo en el Bernabéu-, quiso poner la puntilla al partido. La velocidad fue la protagonista, la presión tomó mayor valor y cada disputa del balón se convirtió en una guerra que solo podía tener un ganador.

    La segunda parte comenzó de manera inmejorable para los intereses del Rayo. Un golpeo de Alberto Bueno (minuto 50) sorprendió a Yoel abriendo la cuenta personal del madrileño, que redondearía su noche diez minutos más tarde al convertir en oro un remate alejado de Trashorras para anotar el definitivo 3-0. Desde ese momento, el partido cambió por completo. El Celta se volcó un poco más hacia el campo vallecano y Rat, que se autoexpulsó al golpear a Charles sin balón, le puso las cosas más fáciles a los de Luis Enrique. Nolito, Alex López, Fontás y Krohn-Dehli acumularon ocasiones frente al portal de Rubén, mientras el Rayo se defendía con todas sus ganas para evitar que los celtiñas recortasen distancias en el marcador.

    Saúl se marcó una última acción derrochando el último gramo de fuerza que le quedaba para recoger el cariño de una grada que supo agradecer el esfuerzo y el sacrificio de un equipo que ha encontrado la línea y que tiene 'a tiro de piedra' un objetivo que hace apenas unos meses parecía una auténtica utopía. Cornellá espera a un Rayo en dinámica ganadora.

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