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Vallecas debería desterrar la mofa, la humillación y los insultos a los jugadores

Escrito por Martes, 07 Enero 2014

    Opinión. Los insultos y las mofas de un sector de la afición del Rayo hacia los jugadores en la mala noche que vivió el equipo ante el Villarreal, no son, sin duda, el camino que deben seguir los acontecimientos para lograr la salvación.


    Opinión. No tiene lógica, ninguna. Por más vueltas que le dé, jamás podré llegar a entender la conjunción de acontecimientos que llevó a varios, muchos, de los presentes en el Estadio de Vallecas anoche, a reírse de los jugadores del Rayo, a humillar a los jugadores del Rayo, a insultar a los jugadores, sí, sí, a insultar a los jugadores del Rayo. Pero, ¿cómo es posible? ¿Acaso nos hemos creído que las puertas de Europa siempre van a estar abiertas para nuestro equipo? ¿Acaso pensamos que con o sin Jémez en el banquillo, nuestro sitio es otro muy alejado de la lucha por no descender? ¿Acaso pensamos que Cobeño es Casillas, que Mojica es Bale y que Adrián es Xavi... o Xabi? ¿Pero esto qué es? Tengo que reconocer que hoy he tardado mucho en dejar de morderme la lengua para no explotar, por mi indignación, por mi vergüenza y por mi rabia. Escuchar insultos a los jugadores del Rayo me parece de lo más indigno que pueda haber, al menos ahora, viendo cómo, con sus limitaciones, con sus carencias, cada jugador da el máximo por defender con honor la camiseta y el escudo del Rayo.

    Seguramente muy pocos, o ninguno, de los que ayer se rieron de las idas y venidas de Mojica, le han visto entrenar ni un solo día, ni a él ni a sus compañeros. Los entrenamientos del Rayo son un puro espectáculo, señores, y en cada uno de ellos, esos mismos jugadores a los que no les sale nada, dejan hasta el último gramo de sudor por interiorizar las ideas de su entrenador, acertadas o no, e intentan subirse a un carro que les está atropellando. Y lo último que necesitan esos jugadores es que su propia gente, o al menos, algunos de los que dicen ser su gente, les terminen maltratando. Porque maltrato fue lo de Rodri, algunos momentos de Gálvez, varios de Mojica y, por encima de todos, los de Cobeño. El de Móstoles seguramente pasó el trago más amargo de su estancia en Vallecas, porque el habitual murmullo en sus salidas o estancias bajo palos, se convirtió ayer en un clamor de ironía vergonzoso e insultante.

    No vengo aquí a defender a este o aquel jugador, porque cada palo es capaz de sujetar su propia vela, vengo aquí a defender a nuestro equipo y a reivindicar respeto. Entiendo a quien no anima porque la desesperación o la tristeza, la rabia o el pasotismo le terminan superando, entiendo a quién tiene un arranque de "adrenalina" con un mal pase de Lass o con un error de un central, un lateral o un delantero, lo entiendo, pero no acepto la mofa, y mucho menos la humillación a los jugadores de mi equipo, aunque vengan de gente de mi equipo. Lo siento, pero no puedo aplaudir estas actitudes, aunque proviniesen del noventa y nueve por ciento de los presentes en el Estadio. Es mi opinión.

    Ayer varios jugadores del Rayo salieron del estadio de Vallecas con la cabeza muy baja y no solo por el resultado y no solo porque sus errores muestren más el camino a Segunda que el de la salvación, sino porque algunos de los suyos les trataron mal. Solo espero una cosa, que esa rabia que seguro que más de uno se dejó muy dentro, la sepan canalizar el jueves en copa y el domingo en Getafe y que las mofas, risas y desprecios de ayer se conviertan en los cánticos, aplausos y abrazos de los que sí supieron estar a la altura del que siempre será un equipo de barrio. Humildad, señores, y a seguir remando para evitar que nuestro barco se hunda.

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