No hay manera. Todo hace indicar que, como ya adelantara el propio capitán del Rayo Vallecano, Piti ha pasado a formar parte de la historia más reciente del club franjirrojo. La culpa la tiene la falta de acercamiento de posturas entre el jugador y la entidad franjirroja, que ya asumió hace tiempo que la renovación del hombre más importante del vestuario iba a ser una empresa más que complicada.

La decisión de la marcha del jugador se ha fraguado durante los últimos meses. Las conversaciones, que vienen de lejos, no fueron fructíferas ni antes ni después del desbloqueo de la renovación del míster, que ya pidió un esfuerzo a las partes para lograr un consenso que permitiera la continuidad de un hombre que ha sido pieza clave en el resurgir de un equipo que ha logrado la mejor clasificación de toda su historia (gracias en parte a los dieciocho goles anotados por el delantero catalán).

La resolución definitiva podría llegar en las próximas jornadas, visto que el asunto está estancado y que no parece haber una salida satisfactoria. Esto, unido al interés de varios clubes, entre los que destaca el Granada, está provocando que la cuerda esté a punto de romperse después de varios tiras y aflojas, que no han rebajado un momento emocionalmente complicado tanto para el jugador como para la propia entidad, que verá como uno de sus principales activos, tras la salida de Leo Baptistao por el que se ha conseguido un precio más que digno (siete millones de euros), sale por la puerta sin aportar ningún beneficio económico.

La intención del Rayo era convencer al jugador para que renovara por un par de temporadas, aunque las ofertas que baraja un club concursado como el vallecano distan mucho del actual mercado, en el que todavía se mueven cifras a las que el club de la Albufera jamás podrá llegar, máxime tratándose de jugadores que salen libres, como ya ocurriera en el caso de Javi Fuego, que debió esperar un año para salir del Rayo, una vez cumplido su compromiso contractual con el club presidido por Martín Presa.

Ahora, una vez que todo parece visto para sentencia, y salvo un giro radical que parece totalmente inesperado, el Rayo deberá buscar el mejor recambio en el mercado, asumiendo que la salida de Piti tiene tanto valor deportivo como emotivo y que, con su marcha, se pierde a uno de los jugadores que más compromiso ha demostrado a lo largo de estos años, desde su llegada con el equipo en Segunda División B.