El cierre de temporada en el Sánchez-Pizjuán estaba pensado para el disfrute y no para la frustración y, a pesar de las circunstancias, y de lo vivido en la primera mitad, el resultado, el juego y la propuesta del equipo sirvió para despedir este año plagado de malas sensaciones, con una sonrisa, con mueca, pero sonrisa, al fin y al cabo. Míchel dispuso un once diferente para doblegar al filial hispalense y dejó fuera a Trashorras, Dorado, Manucho e incluso a Gazzaniga, para que tuvieran protagonismo Mejías, Iñiguez, Comesaña y Javi Guerra. La idea inicial no cuajó y el equipo estuvo lento, desdibujado y falto de esa pizca de vergüenza torera para dejarse todo pese a no jugarse nada.

El Sevilla At. por su parte, que ha realizado una aceptable temporada para tratarse de un filial con nula experiencia en la categoría, empezó fuerte pero rápidamente caería en el anodino juego pausado de un partido sin chispa y sin aliciente. Nada hacía prever lo que sucedería en la segunda mitad.

Hubo que esperar más de veinte minutos para contabilizar el primer acercamiento de los vallecanos a la portería de Juan Soriano, que no sufrió tras el disparo cruzado de Javi Guerra a pase largo de Baena. El choque reflejaba una igualdad insulsa y poco atractiva que poco a poco empezaría a desequilibrarse. En el minuto 35 Javi Guerra volvía a probar fortuna desde lejos y mucho más centrado que en la ocasión anterior, pero tendría que esperar un nuevo 'arreón' de Embarba para conseguir el 0-1 y darle el vuelco necesario al partido. El delantero franjirrojo aprovechaba un buen pase de Adri Embarba y llegando al segundo palo ponía en ventaja a un Rayo que no había jugado bien la primera mitad, pero que se veía por delante en el marcador.

Tras el descanso, los de Míchel metieron una marcha más al partido, se echaron más arriba, asfixiaron a su rival en la salida del balón y se parecieron mucho más al equipo que busca el técnico rayista. Así llegaría el 0-2 apenas tres minutos después de la reanudación. Una excepcional jugada de ataque, potenciada por la pasividad de la defensa sevillista, permitió la llegada de Alex Moreno a la línea de fondo y la de Comesaña anticipándose a los defensores para rematar el buen pase del extremo. Con el marcador claramente a favor las cosas ya pintaban de otra manera y el Rayo jugó mucho más suelto. La entrada de Cristaldo, Manucho y Aki, que se estrenó en liga con el primer equipo, aportaron algo más de frescura a un equipo que tendría con Embarba un puñal en banda y con Lass a ese jugador explosivo en ataque e indolente y desconectado en defensa.

A falta de ocho minutos, y tras una gran acción de Aki, Embarba remataría al palo de la portería de Juan Soriano, permitiendo que el Sevilla, con un tardío ímpetu, se acercara con peligro a las inmediaciones de la portería de Mejías. El cancerbero tapó bien un mano a mano con Gual, pero no pudo hacer lo propio cuando, en el último minuto, el propio Gual le superaba con un buen remate cruzado. El Sevilla Atlético se enganchaba al partido y con los minutos finales por delante intentó apretar para lograr la igualada. Embarba tuvo en la última acción del partido un tercer gol que no llegó por centímetros, poniendo punto y final a una temporada marcada por los malos resultados y por un gran número de acontecimientos deportivos y extradeportivos que han provocado que el equipo se quedara sin su gran objetivo desde muy pronto.

Se acabó la temporada para un Rayo que deberá aprender la lección si quiere volver a ser favorito el año próximo.