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RAYO VALLECANO. Columna de opinión

Estilo y entrenador a debate en Vallecas

El estilo combinativo y la forma de jugar del Rayo esta temporada, centran la opinión de los aficionados franjirrojos

Escrito por Lunes, 24 Octubre 2016

    Opinión. "¿Cómo quieres que juegue el Rayo? ¿Que gane como sea o que si pierde lo haga al menos jugando a algo? El debate está en la calle, en la grada, en las casas de Vallecas, pero también en el propio vestuario".

    Opinión. ¡Cuánto "mal" han hecho al fútbol la selección española, Iniesta, Guardiola, Johan Cruyff y todos los que se apoyan en el 'jogo bonito' para llegar a cumplir sus objetivos! ¿Eres de Menotti o de Bilardo? ¿De Valdano o de Mourinho? ¿De Clemente o Del Bosque? ¿De Jémez o de Sandoval?, en fin, daría para hacer una tesis doctoral con el fútbol de Julio Salinas, el de Camacho, el de Butragueño, el de Messi, Iniesta, Trashorras o Amaya, a examen. En Vallecas tenemos debate porque Jémez nos ha acostumbrado a una forma de jugar tan criticada como adorada, tan inútil a veces como elegante, vistosa, descarada y valiente otras tantas. ¿Cómo quieres que juegue el Rayo? ¿Que gane como sea o que si pierde lo haga al menos jugando a algo? El debate está en la calle, en la grada, en las casas de Vallecas, pero también en el propio vestuario. Opiniones, miles. Resultado, hasta hoy, un caos difícil de manejar.

    Es verdad que el Rayo no juega a nada reconocible, que el discurso de descarga a banda, desborde y centros laterales no termina de convencer a la inmensa mayoría y que la herencia de la etapa anterior es tan pesada que resulta casi imposible proponer algo que no sea ese "juego combinativo", del que ahora parece que queremos huir a toda costa. ¿Quién ha dicho que en Segunda no se puede jugar al fútbol de toque y combinación de Trashorras? Habrá partidos en los que, por lógica, el estilo deba ser revisado por las condiciones del terreno de juego, del rival o de la meteorología, no digo que no, pero eso no puede significar una renuncia a ultranza del fútbol que sabemos pueden producir estos futbolistas. Nadie va a convencer a un hombre que lleva toda la vida jugando de una manera para que cambie su forma de entender este juego. Y si es así, ¿qué pinta en Vallecas? Si el fútbol que queremos hacer es diferente al de los últimos años, entonces Trashorras está muy bien sentado en el banquillo o en la grada junto con Piti y Miku, cada cual por sus razones. Eso que ganarán los defensas y porteros, que han vivido al borde del abismo y del infarto durante demasiados años, con aplausos y alabanzas para los centrocampistas y delanteros y con críticas y silbidos para los que estaban vendidos y desprotegidos, haciendo lo que un defensa nunca debía hacer (al menos hace unos años, cuando yo empecé a familiarizarme con esto del deporte rey, o como se llame ahora).

    Vallecas está dividida. Por un lado, los que defienden a un Sandoval que habla de la afición como si formara parte de ella, y por otro, los que le tachan de populista y que enjuician su labor al frente de un Rayo que esperan juegue mejor. El vestuario está dividido. Por un lado, los que creen que para llegar a las victorias hay que jugar bien, y, por otro, los que piensan que lo importante es ganar y que el buen juego ya llegará (o no, pero qué más da). Sea como fuere, al final, sin un patrón claro, con los vaivenes de un equipo formado por veteranos y otro formado por jóvenes, con Trashorras o sin Trashorras, el Rayo se ha convertido en un conjunto sin espíritu propio.

    Me gustó ver que en la pretemporada el equipo fuera un bloque al que no le generaban peligro y me gustó ver que Comesaña, Joni Montiel, Trashorras y Javi Guerra hicieran las suficientes diabluras como para pensar que la idea era mantenerse lo más fiel posible a su estilo, evitando los suicidios colectivos y las locuras transitorias de la época anterior. Los genios están locos, de eso no cabe la menor duda. Después, cuando los rivales ya no eran de Segunda B, cuando la competición reporta puntos y cuando la exigencia es máxima, cada cual saca lo que lleva dentro. El Rayo, de momento, bastante poco. La victoria ante el Girona ha ayudado a fortalecer aquello de "habrá que hacer menos cosas pero marcar más goles" que escuchamos en cierta ocasión. El discurso pasa ahora por ganar partidos, por sumar puntos y por ser prácticos, y lo decimos como si todo eso fuera radicalmente opuesto al gusto por el toque, al manejo del balón, al control de los partidos y a ganar siendo protagonista. Me niego a creerlo. Habrá que acostumbrarse, porque parece que es lo que toca, pero si viera que jugando así, jugando bien, siendo dueño de los partidos, el Rayo no gana, quizá defendiera otra solución. De momento no he visto que no se pueda, simplemente no lo he visto. Quedo a la espera, con el estilo y el entrenador como centro del debate en Vallecas.

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